Hallazgo de restos cerámicos el primer día de excavación en Doade

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Los trabajos arqueológicos comenzaron ayer en tres cuadrículas del castro

16 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Erik Carlsson-Brant Fontán tenía ayer los ojos puestos en el cielo y en las previsiones meteorológicas. Después de días de lluvia, ayer la excavación del Castro de Doade, en Lalín, se libró de la lluvia. Y parece que va hacerlo a lo largo de los próximos días. A Carlsson-Brant, el arqueólogo que asume la dirección técnica del proyecto, le preocupaba sobre todo el tiempo y la posibilidad de que el agua convirtiera la zona en un lodazal, pero si las predicciones no fallan, de eso van a librar, aunque no así del calor, porque se esperan subidas de las temperaturas y valores en torno a los treinta grados.

Ayer la excavación se inició en las parcelas adquiridas por el Museo Casa do Patrón. Erik Carlsson-Brant recordaba que se trata de una prospección pequeña que durará diez días y en la que participa una decena de personas.

Todos ellos comenzaron ayer con ilusión esta iniciativa que consiste en la realización de varias catas. El arqueólogo comentó que «el domingo ya dejamos las cuadrículas preparadas» y ayer empezaron ya a meter el pico. Se realizaron tres cuadrículas. Una en una zona cercana a la muralla y destinada a buscar restos de construcciones, otra en el interior del castro y otra en un extremo, donde se ubicaba la finca de un tío de Manuel Blanco, propietarios de la Casa do Patrón y donde ya se habían encontrado restos.

Fue precisamente esta la que le dio más alegrías el primer día. Erik Carlsson-Brant explicó que «por la tarde abrimos el último sondeo y fue en esta finca, que el tío de Manolo cultivó toda la vida donde aparecieron nada más empezar restos cerámicos, una docena de cachitos que afloraron enseguida».

Espera que a final de la semana, puedan presentar ya algunos resultados satisfactorios.

Una de las cosas que más le anima es que, apunta, se trata de un castro virgen, que nunca fue intervenido y en el que por tanto se trabaja un poco a ciegas. Una de las cuestiones que desvelarán las catas será la época de la que data el castro.

Ayer el equipo arqueológico, al que se une la familia de Manuel Blanco, y que apunta Erik Carlsson-Brant «nos miman como si fuésemos parte de la familia», tuvo la primera visita externa. Se trataba de un gran grupo de niños que visitó el Museo y aprovechó para acercarse al castro y que bombardeó a los responsables a preguntas. A los niños eso de ver solo tierra de momento, no les convencía y alguno preguntó si habían encontrado un dinosaurio.

La excavación proseguirá hasta el día 26. Les esperan quince días intensos para la realización de cuatro catas de 4x4 metros en busca de restos y después dispondrán de seis meses para su estudio y catalogación.