Willy Fog hace escala en A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

x. A. soler

El onubense que recorre el mundo en silla de ruedas tuvo que parar en el municipio al quedar sin batería su silla

22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Irala Vidal es un vecino de Aroche (Huelva) de 49 años. Es de allí solo porque lo dice su DNI, porque en realidad Irala se ha convertido en ciudadano universal. A los tres años una meningitis lo dejó en silla de ruedas. Con 24 decidió emprender una gira mundial para reivindicar la supresión de las barreras arquitectónicas. Según asegura, ha recorrido más de 150.000 kilómetros por toda América, África y Europa. A España le ha dado la vuelta varias veces y el Camino de Santiago lo tiene bien pateado. El portugués, por ejemplo, lo ha hecho unas cuantas veces.

Problema técnico

Irala hizo el lunes escala obligada en A Estrada a causa de un problema técnico. La silla en la que se desplaza por el mundo entero funciona con baterías recargables. En torno a las 16.00 horas, enfilando la Avenida de Pontevedra de camino hacia la capital provincial, la silla de José Irala se quedó sin batería y el hombre se quedó plantado en mitad de la acera. El móvil le permitió salir del paso rápidamente. «Llamé al 112 y enseguida llegó la Policía Local. Le estoy muy agradecido», explica. Los agentes contactaron con los Servicios Sociales del Concello y con Cáritas para resolver la situación.

«Necesitaba un lugar para cargar la batería y también para pasar la noche», explica Irala. Con ayuda de un taxi adaptado para sillas de ruedas el hombre pudo llegar a un céntrico hostal estradense que dispone de habitaciones adaptadas.

En poco más de media hora ya estaba instalado en el hostal. El Concello se ofreció a hacerse cargo tras la justificación de la situación del viajero. No obstante, por rapidez, acabó asumiendo los gastos Cáritas. «Yo vivo de la ayuda de la gente que me voy encontrando en el camino», cuenta Irala. Llegó hace unos días a Santiago de Compostela tras haber completado el Camino portugués por enésima vez. Ahora, está recorriendo esta ruta de peregrinación a la inversa para regresar a casa. A Estrada le quedaba fuera del recorrido. Sin embargo, tras salir de Santiago, decidió acercarse para visitar a un amigo. «Al final no pude contactar con él», cuenta. «Dale saludos de mi parte», dice explicando de quién se trata.

Ayer, Irala desayunó a las nueve y siguió camino hacia Pontevedra, a donde llegó al anochecer. «Hago entre 50 y 65 kilómetros al día», dice. Hoy tiene previsto seguir avanzando hacia Vigo y Tui para entrar luego en Portugal y regresar a su casa de Huelva. No se quedará mucho tiempo. «Estoy planeando un viaje por China», cuenta.

Al preguntarle por las barreras arquitectónicas en A Estrada y en Galicia, el viajero es rotundo. «Hay las mismas aquí que en el resto del planeta. En eso no hay distinciones. De ahí mi empeño en visibilizarlas y en reivindicar su supresión en todo el mundo», explica.

«En todo el mundo hay barreras arquitectónicas.

En eso no hay distinciones»