Una empresa estradense fabrica ropa de cuna y acolchados para ataúdes

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

La firma Calpep fue la primera de España en fabricar en serie mullidos de féretros y es la única gallega del sector

28 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida y la muerte conviven con normalidad en la fábrica de confecciones Calpep en el polígono de Toedo (A Estrada). La sofisticada tecnología de I+D familiar lo mismo se aplica al bordado de un tierno osito de peluche en un capazo de recién nacido que al de una Virgen de Fátima en una sabanilla de difunto. Todo el textil que una persona utiliza desde que deja de ser un bebé hasta que fallece, Calpep se lo deja a otras marcas. Lo suyo es cubrir nichos de mercado especiales en los que las grandes cadenas no entran, aunque últimamente la competencia es atroz hasta en esos territorios ultra especializados.

Calpep nació de la mano de Pilar Caldelas y José Perol, un matrimonio de Padrón que supo encajar los reveses de la vida con ingenio y vista empresarial. Él empezó a trabajar como carpintero en una fábrica de ataúdes en A Escravitude y ella -que desde los 16 se curtía en la industria de la confección- se fue con él para revestir con tela el interior de los féretros. Pero con 28 años José enfermó gravemente por una alergia al barniz y tuvo que dejar el empleo. Su mujer se fue a casa para cuidarle y empezó a madurar una idea que hacía tiempo que le rondaba la cabeza.

Una idea revolucionaria

Pilar había constatado que trabajar con rollos enteros de tela para hacer el acolchado sobre cada caja no era operativo. ¿Y si fabricaba en casa el almohadillado por separado y se lo vendía a los fabricantes de ataúdes? Fue una idea brillante, aunque no fue fácil sacarla adelante.

Pilar sabía que no todos los ataúdes tienen las mismas medidas, así que diseñó un sistema de fruncidos para que el almohadillado asentase bien independientemente del modelo. Mientras ella ideaba y ejercía de comercial, su marido -un manitas no solo en la carpintería, sino en todo tipo de ingenios- fabricaba la maquinaria necesaria para agilizar el trabajo.

Los pedidos empezaron a multiplicarse y la fábrica empezó a crecer.

De una habitación en la casa familiar de Carcacía se pasó a dos, luego a un galpón, a una nave y al final a las instalaciones industriales de Toedo. «Foi necesario cambiar porque os trailers que nos servían as guatas para traballar non entraban polo camiños, explica Susana, una de las hijas del matrimonio. Ella y su hermana Belén están ahora al frente del negocio, junto con su marido Marcos Pereiras.

«Daquela fomos un monopolio. Eramos os únicos fabricantes de España e tiñamos pedidos de todo o país», explica Susana.

La segunda generación del negocio no lo tiene tan fácil. Calpep sigue siendo la única empresa gallega del sector. Pero ahora hay dos más en Córdoba y Barcelona y una en Portugal. Y la competencia es mortal. Las funerarias ajustan cada vez más los precios y obligan a las empresas a multiplicar la producción. La de Calpep ronda ahora las 100.000 piezas de acolchados al año, con un margen mínimo.

Hay tapizados de 80 euros, pero son caprichos. Entre los corrientes, el más caro ronda los 20 euros y hace tiempo que no es el que más se vende en España.

reportaje

La línea de bebé se comercializa en tiendas de toda Cataluña y de forma directa en la nave de Toedo

De las dos ramas de Confecciones Calpep, la más potente sigue siendo la funeraria. El negocio de los acolchados de féretro copa el 90 % de la producción de la fábrica. La sección de bebé nació en el 2000 y avanza lentamente en un sector más agradecido en cuanto a márgenes de beneficio pero también con dura competencia.

Calpep se metió en el sector de la mano de una empresaria catalana originaria de Teo que les propuso fabricar textiles para bebé. La empresa estradense empezó con la confección de mantas, ropa de cuna y tapizados para capazos y sillas infantiles. «Co que non precisaba tallaxe, porque daquela non tiñamos persoal especializado neso», explica Susana. Ahora fabrica ropa de recién nacido y canastillas, toallas, sacos, bolsos y hasta cambiadores. La propia empresa diseña las colecciones, singulares por sus piezas bordadas y personalizadas con nombres o con distintas combinaciones de tejidos . Su principal mercado está en Cataluña, pero también tiene venta directa en el polígono de Toedo.

Dos tapizados fúnebres en rosa fucsia y muchos encargos en Portugal con bordados de Fátima

Para tratar de hacer frente a la embestida de la bajada de precios en España, Calpep va a explorar el mercado francés de ataúdes. «En Francia e en Portugal danlle máis importancia ó interior da caixa que ó exterior, pero aquí é ó revés», lamenta Susana Perol.

La empresaria también cree que en España falta cultura de la muerte. «Non somos educados para a morte. A xente paga un seguro e desenténdese de todo. Ninguén quere escoller a caixa ou o tapizado ou as flores. É un mundo a cegas», explica Susana Perol. «Se foramos educados para a morte, poderíase escoller para o funeral igual que cando vas comprar roupa ou cando organizas un bautizo e saberías o que hai», comenta.

Enterrado como un monje

Como en todo, hay excepciones. Calpep ha fabricado algún traje de fraile para difuntos que pidieron este atuendo en sus últimas voluntades y hasta tapizados de color fucsia para ataúdes encargados en color rosa chicle. En el sector también hay modas zonales: en Zaragoza se piden muchos acolchados con cortinillas de la Virgen de Pilar y en Portugal arrasan los de Fátima.