Absentismo total de alumnos de sexto en cuatro colegios de la zona

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

En el colegio Manuel Rivero de Lalín el aula de sexto quedó completamente vacía.
En el colegio Manuel Rivero de Lalín el aula de sexto quedó completamente vacía. Miguel Souto

En los de Oca, Vea, A Bandeira y el Manuel Rivero las clases se quedaron vacías

12 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las clases llenas de alumnos realizando la reválida de sexto ganaron ayer a las vacías en la zona. Las ausencias se dejaron sentir especialmente en varios centros. En cuatro de ellos hubo pleno y unanimidad porque no apareció ningún estudiante y por tanto las pruebas no se realizaron. Fue el caso del Manuel Rivero de Lalín donde los padres, tal y como habían anunciado el día anterior, no mandaron a sus hijos al colegio y dejaron el aula vacía. Y lo seguirá estando también hoy y mañana.

Lo mismo pasó en el colegio de Vea, en A Estrada, donde no apareció ninguno de los trece escolares que cursan sexto. También hubo unanimidad entre los padres que decidieron no mandar a sus hijos a clase en el colegio de Oca, también en el municipio estradense y en que son doce los matriculados en este curso de Primaria.

En el de A Bandeira en Silleda hubo también pleno y los quince estudiantes de sexto se quedaron en sus casas. En otros centros se registró también un notable número de ausencia. En el colegio Xesús Golmar de Lalín, de los algo más de sesenta estudiantes de sexto solo fueron a centro un tercio, algo más de veinte. Más alto fue el porcentaje de ausencias en el CEIP de Silleda. De los 47 estudiantes que tendrían que realizar la reválida solo siete se enfrentaron a los cuadernillos de evaluación.

En el de O Foco, en A Estrada, acudieron cuatro alumnos de un total de doce y en el Pérez Viondi fueron 28 de un total de 55, lo que supone en torno de la mitad.

La regla del 50 % se cumplió en el de Figueroa, en el casco urbano estradense. Aquí se ve que los padres se pusieron de acuerdo por clases visto el resultado, aunque se ve que hubo consenso pero de distinto signo dependiendo del aula. En el centro hay dos grupos de sexto y en uno la clase estaba prácticamente con todos los estudiantes y en la otra solo asistieron dos. Las aulas tienen 22 y 23 alumnos, respectivamente. Los que sí asistieron afrontaron las pruebas con algo de nerviosismo. La celebración de las pruebas trastocó los horarios en la mayoría de los centros ya que las clases no coincidían en tiempo con el marcado para la realización de cada una de las pruebas y la necesidad de que las clases de la reválida fuesen vigiladas por profesores que no daban a esos alumnos obligada a mover docentes de un lado a otro, en algunos la vigilancia corrió a cargo de la directiva.

«É unha experiencia nova pero na vida un enfróntase a moitas seleccións»

Todos sabemos que los niños absorben todo lo que pasa a su alrededor y todo el debate mediático que suscita la reválida no les pasa desapercibido. Eso contribuye también a incrementar la presión en los estudiantes que se traduce en unos nervios que se dejaron sentir en algunas clases más que en otras sobre todo a primera hora. Una profesora que ayer tuvo que tranquilizar a los estudiantes apuntaba que «É unha experiencia nova» destacando que explicaron a los estudiantes que no les iba a contar para la nota y que se trataba de una experiencia más y les recordaban que en la vida se van a tener que enfrentar a muchas selecciones y evaluaciones similares, en trabajos, en estudios... y que no estaba mal ir acostumbrándose a afrontar este tipo de pruebas con entereza, más en este caso, donde el resultado no importa porque no va a repercutir en la nota.

En otros muchos colegios los chavales estaban totalmente tranquilos, aunque en cada clase siempre hay alguno un poco más nervioso, como en cualquier examen. A algunos se les hizo largo y otros tuvieron que apurar a escribir porque se quedaron algo apurados de tiempo. En otros, como en el de Rodeiro, les sobró. Hoy tocan otras pruebas en las que se evalúan competencias de Gallego y Ciencia y Tecnología.

reválida de primaria

En una docena de centros no faltó nadie y en dos más solo uno, en un caso por culpa de la gripe

En doce colegios el pleno fue total pero a la inversa porque en las aulas no faltó nadie y en dos centros más solo hubo una ausencia, en uno de los caso, al menos por gripe. Fue en el colegio de Agolada donde de los trece estudiantes de sexto solo faltó uno que estaba enfermo. También en el CEIP de Codeseda en A Estrada de los cinco de sexto solo faltó uno, lo que dejó a cuatro haciendo la reválida.

En los de Prado y Vilatuxe, con nueve alumnos cada uno, no hubo ninguna silla vacía. Tampoco en el de Cercio, que cuenta con cuatro matriculados en sexto, También fueron los cuatro de ese curso con los que cuenta el colegio de Dozón, los veinte que hay en el de Rodeiro, los once del colegio cruceño de Piloño, los seis del de Soutelo de Montes, los diecisiete del de Forcarei, los ocho del de Cerdedo y todos los estudiantes de sexto del colegio de Vila de Cruces.

Tampoco hubo pupitres vacíos en los colegios concertados María Inmaculada de Silleda, que cuenta con doce alumnos de sexto, y en el Lourdes de A Estrada, que tiene a veinticuatro en ese curso. En el colegio Sagrado Corazón de Lalín, de 33 estudiantes, faltaron cinco.

En ninguno de los centros se produjo ningún tipo de incidencias. La mayoría se enfrentaron a las pruebas sin problemas. Los profesores, en general, no le vieron mucha dificultad. En algunos casos a los alumnos les sobró el tiempo y en otros echaron en falta algunos minutos más en la segunda prueba de comunicación donde se evaluaban las competencias de lengua y literatura en la que los estudiantes tuvieron veinticinco minutos para redactar una noticia y una historia, en este caso a partir de una viñeta.

El primer cuadernillo al que tuvieron que enfrentarse era también de lengua castellana y literatura y disponían de sesenta minutos. Después tocó un descanso, la segunda prueba de 25 minutos, un segundo recreo y la tercera, en este caso, de matemáticas que duraba sesenta minutos.

Lo que sí coincidían los profesores es que las pruebas no eran difíciles y las cuestiones que les planteaban tampoco, aunque consideraban que la forma del examen, diferente a la que estaban acostumbrados o la forma de preguntar, podía despistarlos en algunos casos. Hacer tres exámenes seguidos y tan largos tampoco ayudaba, aunque en esto como en todo, hubo quienes lo llevaron muy bien y les sobró tiempo y quienes ya llegaron a la última saturados.