El Entroido se viste de uniforme

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

En Agolada una de las comparsas se armó hasta los dientes para ir de fiesta.
En Agolada una de las comparsas se armó hasta los dientes para ir de fiesta. M. Souto< / span>

Los Xenerais da Ulla salieron en Couso y Piloño protagonizando los atranques

08 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los brillantes y vistosos uniformes de Xenerais da Ulla recorrieron ayer las paroquias de la zona. En torno a las once de la mañana, un ejercito de abanderados se daba cita en el campo da festa de Couso, en A Estrada, para iniciar su recorrido. En Souto de Vea se celebraba por la tarde el atranque para continuar más tarde con los encontros en Couso. En Piloño, el Alto tuvo lugar a primera hora de la tarde. Y como no hay Entroido sin burla, la sátira la pusieron cada año las parejas que participaron en los atranques en la que los participantes se miden en una batalla dialéctica en la que se repasa con humor la vida local y social.

Si en Couso y en Piloño, xenerais, correos y caballos fueron los protagonistas, en Agolada también se rindieron a los uniformes. El colegio público acogió la fiesta que, ayer se puso a cubierto, aunque la lluvia dio tregua.

Entre los participantes se encontraba todo un ejército que acudió a la celebración con tanque y todo. En Rodeiro, no faltaron las carrozas etnográficas que representaban escenas de la vida rural. El pabellón municipal fue escenario del concurso de disfraces que se prolongó hasta bien entrada la noche.

Las bajas temperaturas no impidieron que los vecinos salieran a las calles a lucir sus disfraces. Gallinas, enanitos y hasta un Papá Nöel despistado que acudió en trineo y con todos sus renos se dieron cita en las celebraciones de Rodeiro y Agolada.

En Lalín, los protagonistas fueron los cacharelos, los personajes creados por los vecinos del barrio con máscaras inspiradas en la obra de Laxeiro y trajes cubiertos de cintas de colores.

La asociación de vecinos se encargó de organizar la fiesta. Bajo la carpa, el barrio dio vida a un circo que contó con Luis Iglesias Luchi como maestro de ceremonias. La velada arrancó a eso de las cinco de la tarde con juegos populares y maravillas de madera que encandilaron a mayores y pequeños que se dejaron atrapar por la magia, entre otros, de una marioneta equilibrista. La asociación puso a la venta platos de dulces y bebidas para recaudar fondos durante un baile. Unas celebraciones a las que se sumaron las desarrolladas en Soutelo de Montes (Forcarei), en Outeiro (Guimarei) y en el casco urbano de A Estrada, donde los mayores tenían programado también un baile.

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