Aloitadores con brazos de acero en Sabucedo

DEZA

miguel souto

La aldea estradense acogió una multitudinaria rapa das bestas, con 1.800 personas en el curro

06 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la adrenalina disparada y el curro a rebosar se vivió ayer en Sabucedo la rapa das bestas con mayor fuste en Galicia. La comunión ancestral entre hombre y caballo revivida sin artificios, donde la inteligencia se impone a la fuerza animal. Aloitadores con brazos de acero, curtidos desde la cuna, orgullosos de esos caballos que pastan en libertad todo el año bajo su atenta mirada antes de reunirlos cada verano para cortar sus crines y desparasitarlos en una fiesta etnográfica de impacto mundial. 

La rapa es un duelo vital, agónico en ocasiones, con las fuerzas al límite, que en Sabucedo alcanza su máxima expresividad. Por eso atrae cada año a más público, con mayor protagonismo mediático. Y este año hasta cinematográfico, ya que el director gallego Ignacio Vilar graba escenas en los montes y en la propia rapa para su nueva película Sicixia. El curro convertido en plató donde el público paga en vez de cobrar, convirtiéndose en extras sin bocata y bote de refresco.

El aforo se completó por segunda jornada consecutiva. Incluso algunos espectadores tuvieron que seguir la rapa de pie. En taquilla se colgó el cartel de lleno, con 1.800 almas ya dentro entre nerviosas y expectantes ?no faltan los reincidentes a los que sorprender cuesta más? dispuestas a admirar esa coreografía de aloitadores y caballos. Ritual que comienza al introducir la manada, ayer doscientos ejemplares, al interior del curro. 

Los más pequeños de la aldea se encargaron con ayuda de sacar a los potros a un corral anexo. Tocaba el turno después a sus padres, tíos,... en una tradición heredada desde tiempo inmemorial. Los aloitadores demostraron su habilidad y coraje para reducir a las bestas. Fue una rapa limpia, con algún que otro revolcón y golpes sin mayor relevancia.  

El público se arrancó en aplausos de forma constante durante más de una hora y media de frenética actividad sobre la arena. Cada aloitador con su estilo, con más fuerza o maña entre los veteranos, doblegaron con sus brazos a decenas de caballos, a sus amigos de cuatro patas. Hoy se celebrará la tercera y última rapa, con fines solidarios.