La actividad etnográfica se incluye dentro de la programación de la Feira do Cocido de Lalín, que celebrará su día grande el domingo 8 de febrero
27 ene 2015 . Actualizado a las 11:38 h.Bendoiro acogió ayer una de las matanzas tradicionales más concurridas de las dieciséis ediciones celebradas, como antesala a la Feira do Cocido que Lalín alberga el domingo 8 de febrero. El día era propicio, con un sol que disimulaba los poco más de siete grados de temperatura en el exterior del pazo que albergó el evento. El cerdo hizo su entrada, ya cadáver, hacia las 11.30 horas en el patio del pazo: nada que ver con el mediático y orondo Valentín sacrificado hace un par de años en O Corpiño, por lo que su esbelta figura propició que más de un vecino soltase al alcalde, José Crespo: «Tiña que ser máis grande o porco». Porque sus 90 kilos se hacían escasos en una comarca habituada a la fartura en la mesa; y eso, pese a que no fueron sus carnes las que se pudieron degustar como colofón a la matanza, en una abarrotada carpa que distribuyó 300 kilos de viandas porcinas: «Temos cen quilos de costela, cen de panceta e cen chourizos», acompañados de pan y vino. Mención aparte merecen los postres: vecinas de Bendoiro comenzaron a prepararlos el viernes por la tarde. Rosquillas, orejas, bizcochos y flores lucían en todo su esplendor, mientras en la lareira del pazo se iban preparando filloas á pedra, aunque eso sí, sobre lumbre de gas. Y si más hubiera, más se hubiera comido, porque alrededor de un millar de personas siguieron toda la matanza: el chamuscado, con fentos frente a otras zonas de Lalín que emplean carqueixa; el lavado de las tripas, el colgado del animal, y la parta da carne completaron esta vuelta a la tradición que cada año recrea Lalín en una de sus parroquias. De fondo, la música de Leda Mandeu y Amazonas. Con recado del alcalde a todos los visitantes: «Non pensedes que cubristes o expediente hoxe, tedes que vir dentro de 15 días á Feira do Cocido».