Aunque sin la prestancia del anterior ejemplar recientemente talado, la estampa del viejo consistorio de Lalín recuperó ayer la figura de un loureiro en su fachada. Tras la polémica surgida la pasada semana, después de que fuese talado el ejemplar que se había plantado al poco tiempo de acceder Crespo a la alcaldía en 1990, ayer por la mañana se plantó otro laurel de notables dimensiones, aunque sin llegar a alcanzar el porte del cortado dentro de las obras de acondicionamiento del edificio para nueva biblioteca.
El propio alcalde había lamentado la tala del arbusto, comprometiéndose a reemplazarlo por otro, una acción que se culminó ayer mismo. Si el anterior laurel fue testigo mudo de los mandatos de Crespo, este lo será de la actividad de la biblioteca municipal.