El estradense que vio reír a Angela Merkel y a Rajoy

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

cedida

Albino Rosende hizo guardia al pie del Camino para poder saludar a la canciller alemana y al presidente español

26 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El que la sigue, la consigue. Eso es lo que debió pensar Albino Rosende cuando el domingo por la tarde cogió el coche y puso rumbo a Santiago, dispuesto a saludar en persona a Angela Merkel y a Mariano Rajoy.

Al estradense, de 33 años, no le falta arrojo para nada. Por eso cuando llegó al aeropuerto de Lavacolla y comprobó que allí no tenía nada que hacer, en lugar de irse de cañas por la capital compostelana enfiló la autovía dispuesto a lanzarse al último tramo del Camino de Santiago. Enseguida encontró una rotonda con un despliegue policial importante y un pequeño grupo de personas en actitud expectante. Ni corto ni perezoso, paró el vehículo y se sumó a la comitiva. Eran una decena de personas que, como él, tenían curiosidad por conocer a la especial pareja de peregrinos.

Los espontáneos hicieron un intento por aproximarse al trazado del Camino de Santiago a ver si podían ver algo, pero los agentes de seguridad vestidos de paisano les pararon los pies. Sin embargo, después de una larga negociación, la comitiva convenció a los agentes para acercarse al Camino a mirar, aunque sin posibilidad de acceder a él. Después de un tiempo apostados vieron aparecer a la pareja. «Viñan os dous solos, a bo ritmo. Os de seguridade viñan bastante lonxe», explica el joven, natural de Gondomar (San Xiao de Vea).

En ese momento, los fans -respetando la cinta policial- empezaron a pedir una foto a voz en grito. Fueron Merkel y Rajoy quienes se acercaron a ellos. «Estiveron dous ou tres minutos con nós, moi amables e sonrientes», explica Albino Rosende.

Albino tenía curiosidad por conocer a Rajoy y a Merkel. Le gusta seguir la actualidad política y, además, trabajó algún tiempo en Alemania como instalador de equipos de aire acondicionado. De Merkel se lleva un grato recuerdo. «Vela tan seria na tele, pero é unha muller moi sonriente», explica. La canciller incluso llegó a dedicar unas palabras a los espontáneos, con los que posó sin problemas. «A verdade é que falou en alemán e nós non lle entendemos», confesó el estradense. Más allá de la distancia lingüística, les queda una buena impresión y una foto de recuerdo.