El vino de la última cena del Titanic

José Manuel Orriols

SABE BIEN

Henrí Abelé creó una edición especial para este viaje

26 sep 2015 . Actualizado a las 05:20 h.

Eran las 22.40 del 14 de abril de 1.912.  En el comedor de primera clase del RMS Titanic había terminado la cena y los asistentes bailaban y disfrutaban de la sobremesa. Un champán, el Henri Abelé, colaboraba en hacer más placentera la fiesta. Los pasajeros, mujeres y hombres de la alta sociedad de la época, que habían embarcado dos días antes en Southampton, estaban  iniciando un acontecimiento único, el viaje de sus vidas, a bordo del mayor trasatlántico del mundo, del que técnicos y navieros aseguraban que era imposible que se hundiera.  Pero los elementos naturales se encargan siempre de demostrarnos  que  son ellos los que deciden.  Y por eso, cuando navegaba por las aguas de Terranova, un gigantesco iceberg sorprendió al buque y se lo llevó al fondo del mar. Una tragedia en la que desaparecieron más de 1.500 personas y que ocupa el  primer lugar en la estadística de naufragios en tiempo de paz. Se tardaron años en encontrar los restos del barco, que están a casi 4.000 metros de profundidad, pero aún así se rescataron muchas cosas, entre ellas alguna de las 1.800 botellas de vino que iban en sus bodegas.

Para este trayecto inaugural  se habían seleccionado seis marcas de champán, pero la más solicitada era Henri Abelé, una bodega de Reims fundada en 1.757.  Hoy esta bodega pertenece al grupo Freixenet y para conmemorar el centenario de este triste acontecimiento, lanzó  hace 3 años una edición especial, pero que aún  continúa en el mercado.

 Envejecimiento de cuatro años en barrica

La botella  de Henri Abelé Titanic ha sido recreada por un artesano con una pieza de estaño que reproduce el busto del ángel sonriente de la catedral de Reims. Las primeras botellas fueron distribuidas entre  las más altas personalidades  y jefes de estado de España, Francia, Estados Unidos, Reino Unido, alcaldes de Belfast, Liverpool o Nueva York

Pero, si ya no podemos adquirir estas botellas de auténtico lujo, si podemos saborear este vino  con una presentación distinta, pero de igual calidad, ya que el enólogo Franck Nicaise, sigue con esta cuvée. Un champán Brut, fresco, afrutado, elegante y franco. Elaborado a partir de una selección de los mejores crus clasificados de uvas producidas en el valle de la Marne. Su ensamblaje llega a la armonía con el Pinot Meunier, Pinot Noir y  Chardonnay. Tiene un envejecimiento de más de cuatro años sobre lías de madera, al resguardo de la luz y de los cambios de temperatura. Los técnicos en cata lo definen como un vino que presenta un color oro con reflejos verdes. Notable finura de burbujas y rosarios de espuma persistente.

Nariz atractiva y golosa que se abre con notas orales de acacia y espino blanco y continúa con albaricoque y melocotón. En el paladar, la madurez se destaca con pan tostado que se mezcla con miel y canela. El final, cálido y redondo, nos presenta un vino elegante y con estilo.