O Ribeiro, ante la «cosecha perfecta»

SABE BIEN

Santi M. Amil

Hay motivos para soñar: la uva está sana como nunca, la maduración se ha adelantado ligeramente y las temperaturas fueron las adecuadas

31 ago 2015 . Actualizado a las 16:25 h.

Hubo un tiempo, que hoy parece muy lejano aunque no lo es en realidad, en el que las vendimias de la comarca de O Ribeiro no empezaban hasta bien pasada la mitad del mes de septiembre. Era lo natural, si se tiene en cuenta que había un alto porcentaje de las variedades de vinífera menos agraciadas y tantas veces denostadas, la Palomino Jerez en blanco y Alicante en tintos. Ocurre que en los últimos años se ha hecho una sufrida reconversión de viñedos, lenta pero firme, recuperando las mejores laderas y las castes más apropiadas, cuyo proceso de maduración, por diferente, hace que las fechas cambien ligeramente. Y se anticipen las labores de campo. ¿El cambio climático? Quizás ayude,  dicen los técnicos, pero la explicación anterior no solo permite entender el calendario, sino los cambios que se han producido en el Ribeiro en los últimos años. Mejor uva, mejores vinos, más calidad, más productores, más personalidad, también más fuegos artificiales y, sobre todo, una amplia carta en la que suman marcas que han ganado a pulso su solvencia año a año, junto con otras que acaban de llegar pero empujan fuerte.

En ese ambiente de entusiasmo, en algunos casos limitado por las cuentas de resultados, pues aún queda vino en buena parte de las bodegas de la comarca, llega la vendimia del 2015.  Las perspectivas, a juicio de Pablo Vidal, el director técnico de la denominación de origen Ribeiro, son óptimas. Aún puede torcerse, pero, salvo imprevistos, «estamos ante la cosecha perfecta». La uva está sana como nunca, la maduración se ha adelantado ligeramente y el termómetro tampoco se ha mantenido durante el mes de agosto en temperaturas extremas, por lo que la estimación de acidez se ha conservado. Llovió poco, es verdad, pero las sensaciones son óptimas, a juicio de este técnico. ¿Volumen? Alrededor de catorce millones de kilos de uva, es decir, un cosecha media.

Con los datos que maneja el consejo regulador, es previsible que en la primera semana de septiembre arranque la vendimia, de manera testimonial, con los brillos de uvas de Albariño y Godello, siempre las más rápidas a la hora de alcanzar la madurez, sobre todo cuando crecen en lugares adecuados. Ocurrirá los mismo con la Treixadura, cuyo ciclo es diferente y ligeramente más lento, por lo que en la segunda semana solo estará lista la fruta de algunas áreas muy concretas. Habrá que esperar a la tercera semana de septiembre, siempre a salvo de los caprichos de la meteorología, para ver las puertas de las bodegas abiertas de par en par. Si nada se tuerce, a partir del día 20, el frenesí se apoderará de viñas, caminos, pistas y carreteras.

La cosecha 2015 de la comarca de O Ribeiro, con un ajustado equilibrio entre acidez y graduación alcohólica, permitirá distanciar el perfil continental de los vinos del Ribeiro para reafirmar el carácter atlántico que los define. Por frescura y por vocación. Que la  regata Rías de Galicia haya tenido en su edición número 52 el patrocinio de la denominación de origen no es solo una acción promocional. Ha sido mucho más que un guiño con la participación activa y convencida de un selecto grupo de las bodegas que trabajan de forma más intensa en la senda de la recuperación de un prestigio que, en buena medida, se asienta en la diversidad de la oferta. Sea entre las firmas con más peso en producción, o entre los colleiteiros (viñedos propios y menos de 60.000 litros), el amplio abanico de variedades se traduce en vinos de perfiles y características muy diferentes.

La vendimia del 2015 abre, por otra parte, un camino de impredecible final con la apuesta por la diversificación en una de las clásicas de la comarca, Viña Meín. Llega, además, con los primeros pasos de un cambio generacional. Que el fundador, Javier Alén, empiece a dejar paso a su hijo Juan no dejaría de ser lógica y rutina, si no fuera porque va acompañado de la entrada del Comando G ?dos enólogos madrileños autores de vinos como El Hombre Bala, La Mujer Cañón o La Bruja Avería? para hacerse cargo de la elaboración. Anticipa cambios en una bodega que hasta ahora lucía un único y bien posicionado estandarte y, mirando al futuro, apuesta por abrir la gama y diversificar, con tres marcas diferentes, de limitada producción y elaboración singular, previsiblemente rompedoras por la utilización de diferentes tipos de barrica. Siempre atentos a los mercados exteriores parecen aquí decididos, además, a seguir la tendencia de los «vinos naturales» con mimos en la viña y atenciones en la bodega que los acercarían a la silueta de la de producción ecológica. Que en el mundo, con Alemania y Nueva York como referencias, existe una corriente de consumidores interesados en estos vinos, dispuestos a pagar precios más caros, no es ningún secreto. Lo sabe Javier Alén y también conocen esa realidad en otras bodegas de la comarca, que han hecho sus tanteos en la misma línea.

 Mientras, a una escala diferente, el viñedo y la bodega donde hasta ahora se ha elaborado Pazo Lodeiro ?blanco de escasa producción? ha pasado a situarse en la órbita de Coto de Gomariz, cuyo enólogo Xosé Lois Sebio, devoto confeso de la biodinámica, ha experimentado en los últimos años diferentes  elaboraciones en volúmenes muy limitados.