La última visita del Granada acabó con una goleada que colmó la paciencia

Fabián Bouzas LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Los andaluces vencieron en Riazor hace dos temporadas provocando un auténtico terremoto en el equipo herculino

23 ene 2015 . Actualizado a las 19:58 h.

Hace dos años por estas fechas el Granada también visitaba Riazor. Ganó 0-3 y provocó un auténtico terremoto en el equipo herculino.

Era febrero del 2013 y los andaluces, que acababan de contratar a Lucas Alcaraz como técnico, llegaba a Riazor ante un Deportivo colista, desahuciado y con la moral por los suelos en el que, tras la destitución de José Luis Oltra, la llegada de Domingos Paciencia tampoco había logrado revertir la delicada situación del equipo blanquiazul.

El técnico portugués llegó en pleno mes de enero al equipo y tras un comienzo prometedor con una victoria y un empate, el club enlazó tres derrotas seguidas, lo que convertía el encuentro ante el Granada en una finalísima en pleno mes de febrero.

La actuación del Deportivo ante el Granada fue decepcionante y la inapelable derrota por 0-3 fue el desencadenante para que se produjese un auténtico terremoto en el seno del club.

Los goles de Marchena en propia puerta, Ighalo y Siqueira en el descuento provocaron una monumental pitada como no se recordaba en el estadio con pitos al palco.

La afición explotó por la pobre imagen de un equipo a la deriva y por la situación clasificatoria, en la que el Deportivo era colista y se situaba ya a seis puntos de la salvación. Tras el partido, esa misma noche, el técnico Domingos Paciençia se reunía con los capitanes del equipo y con Lendoiro para comunicarles su decisión de dimitir, ante la incapacidad de sacar el equipo adelante.

Pese a que el propio Lendoiro y futbolistas como Juan Carlos Valerón trataron de persuadir al técnico para que recapacitara, Domingos Paciençia abandonó el club, obligando al cuadro herculino a contratar al que sería su tercer entrenador esa temporada. El elegido fue entonces Fernando Vázquez, quien hizo que el deportivismo recuperase la ilusión, realizando una magnífica segunda vuelta, pese a que no pudo lograr el objetivo de la salvación.

Este fin de semana el Granada vuelve a Riazor, las circunstancias han cambiado y es ahora el equipo andaluz el que llega como colista y con una necesidad mucho mayor que la de un Deportivo que, de lograr un triunfo, conseguiría, además de tres puntos, insuflar paciencia y calma.