Atlético de Madrid-Chelsea: Un atasco de ida y vuelta

José M. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

PAUL HANNA

El Atlético, previsible, no encontró la fórmula para romper el muro de Mou

23 abr 2014 . Actualizado a las 19:28 h.

Al parecer, pocos partidos en Europa resultan tan previsibles como un Atlético-Chelsea, almas gemelas, dicen. A uno y a otro les preocupa más no encajar que buscar la portería rival, poner en dificultades al contrario y buscar el triunfo en una jugada aislada, una genialidad -difícil cuando el talento se oculta en el banquillo- o tras un balón parado. Un choque de trenes, cerrado, un duelo áspero de difícil digestión cuando se trata de una semifinal de Liga de Campeones. Aunque, en el fondo, la respuesta lógica cuando ambos han llegado a las puertas de la final por este camino. Cierto que al menos, quizá por el empuje de su afición, el Atlético sí buscó la victoria con ahínco, aunque con más empeño que cabeza. Un atasco con segunda parte, en Stamford Bridge.

El Chelsea

Nueve jugadores por detrás del balón

Nueve jugadores por detrás del balón. Así apareció el Chelsea, con Fernando Torres a la caza de un pelotazo y con Ramires o Williams como ocasionales compañeros de carreras. Un planteamiento que Mourinho repite sin rubor, con importantes réditos para su currículo. Cedió la iniciativa a un Atlético que sufre con el balón, sobre todo cuando se encuentra frente al equipo que ha convertido en marca de la casa el esfuerzo sin balón.

Cech

Un saque de esquina fulminó al portero checo

En el primer saque de esquina que disfrutó tuvo su primera ocasión el Atlético. Koke apuntó al gol olímpico y obligó a Cech jugarse a exhibirse. El portero checo cayó mal y se vio obligado a abandonar el terreno de juego antes de tiempo. Solo iban quince minutos, de tostón más que de juego. A un saque de esquina, a una falta o a un error defensivo se entregó un Atlético sin más inspiración que un Diego voluntarioso pero previsible. Los continuos centros laterales como recurso para escarbar en el poderío defensivo británico apenas generaron problemas. La zaga del Chelsea está tan acostumbrada a los asedios que los considera ya una labor rutinaria.

Poca fantasía

Un Atlético previsible

En el Atlético, la fantasía la pone Arda Turan, la nota discordante de un ejército de gladiadores. Sin el turco, el Atlético es más previsible; peligroso en cualquier balón dividido, pero fácil si se enfrenta a un rival que ha hecho de la trinchera una forma de vida. Y en eso, el Chelsea y Mou son unos maestros. Con Arda, el Atlético se entregó más al juego y profundizó con intención. Quizá la habilidad de Villa hubiera sido más útil que el músculo de Raúl García.

Fernando Torres

Solo contra el mundo

Fernando Torres se estrenó como enemigo en su casa. Bastante hizo con no desesperarse en su soledad. Aún así generó más de un problema a Godin y a Miranda.

La vuelta

¿Los papeles cambiados?

¿Y el partido de vuelta? ¿Variará su propuesta Mourinho o se dedicará a esperar a un Atlético que también disfruta en la contra? Si el técnico portugués valora como un buen resultado el empate sin goles en cancha propia, Simeone no tiene motivos para creer que ha dilapidado el influjo del Calderón. Le queda Stamford Bridge para torturar a Mou.