La envenenada herencia de Lendoiro en el Deportivo

José M. Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Busca eludir su responsabilidad a costa de traspasar a los que vengan un club al borde de la liquidación

07 ene 2014 . Actualizado a las 11:40 h.

Desde que el 23 de diciembre, un día no escogido al azar, anunció su renuncia a presentarse a las elecciones a la presidencia del Deportivo, Lendoiro ha desaparecido de la escena, como si se tratara de un plan preconcebido que responde a que su interés particular prima muy por encima de las necesidades de la entidad. «Quieres el juguete, pues ahí lo tienes». Un tramposo traspaso de poderes. No se echó a un lado como hubiera exigido una valiente lectura del revolcón que sufrió en la junta de accionistas del 20 de diciembre, se tapó los oídos ante la censura que recibió su gestión y decidió que estaría presente en la junta de acreedores para tratar de imponer su propuesta de convenio, esa con la que pretende eludir la pieza de calificación. De paso, deja una herencia envenenada: un juguete roto que otros deben de reparar, endeudado a niveles insoportables y sin un acuerdo con Hacienda, el principal acreedor.

La responsabilidad

Un convenio imposible sin el acreedor principal

A estas alturas, nadie duda de que Hacienda no está dispuesta a adherirse a un convenio que excede los plazos concedidos. No será la Agencia Tributaria la que llegado el momento liquidará el Deportivo, sino el empecinamiento de un Lendoiro que la ha ninguneado, primero con los reiterados incumplimientos -aplazamientos incluidos- y después al ser incapaz, doce meses después de entrar en concurso, de sentarse para negociar alguna alternativa que no pasara por sortear su responsabilidad. Por más que se empeñe Lendoiro en que la pretensión de Hacienda es utilizar al Deportivo para dar un escarmiento al fútbol, se trata en todo caso de un castigo a una gestión irreverente -basta echar un vistazo al informe concursal o comprobar las advertencias de la Comisión Europea por el trato de favor que recibe el fútbol español-, al engaño permanente para eludir las responsabilidades fiscales en beneficio de terceros acreedores que, a corto plazo, le habrían provocado otros daños. No es el Deportivo el que ha incumplido, es Lendoiro el que ha colaborado a agravar una situación que ya en el 2006 pedía a gritos acogerse al concurso de acreedores. Una táctica que pretende repetir con una propuesta de convenio que muestra la impunidad con la que el fútbol ha sido gestionado: Hacienda puede esperar.

La herencia

Un legado inasumible

Resulta clarificador y paradójico que Lendoiro haya sido incapaz de abrir alguna vía de diálogo con Hacienda después de un año desde la entrada en concurso cuando a uno de los candidatos, Tino Fernández, le ha bastado con unos días para sentarse en Madrid con interlocutores válidos. Eso sí, también para comprobar que el historial de Lendoiro impide por el momento una salida pactada. Sea porque ha despreciado de forma intencionada la negociación con Hacienda o por simple incompetencia, Lendoiro ha dejado en manos de los demás el principal problema del futuro del Deportivo. De la misma forma, a otros les tocará lidiar con un legado inasumible.

La responsabilidad

Un convenio que, cínicamente, trata de implicar a Hacienda, con la que no se ha sentado

¿Por qué Lendoiro, que se ha cansado de repetir que solo le preocupa el convenio y el ascenso, se lava las manos en las posibles incorporaciones en el mercado invernal y no renuncia a una propuesta de convenio que sabe que no cuenta con el beneplácito de quien puede reducirla a cenizas? La respuesta está en el 33 % de quita y en la posibilidad de saltarse una pieza de calificación que le llevaría al banquillo de los acusados. En el colmo del cinismo, su propuesta, sometida a la votación de los acreedores ordinarios -unos 30 millones de euros- contempla un porcentaje de pago anual para una deuda privilegiada -más de 90 millones-, con la que no existe acuerdo.

Fichajes

Lendoiro se lava las manos

Si a Lendoiro le preocupara el futuro del Deportivo en la misma medida que el suyo, no hubiera traspasado a los candidatos la responsabilidad de incorporar refuerzos. ¿Quiénes son Tino Fernández, Rodríguez Conchado o Manuel López para aprobar refuerzos? Salvo que Lendoiro, consciente de las dificultades para sortear el tope salarial impuesto por la Liga y deslegitimado por la mayoría accionarial, trate de repartir su responsabilidad también en el plano deportivo. El problema, una vez más, es Lendoiro y su nula credibilidad, ante los principales acreedores, los administradores concursales y los agentes.

El equipo

El cuerpo técnico y la plantilla sí cumplen

Pese a una pretemporada agitada y a una maquinaria escasa de piezas, la plantilla y el cuerpo técnico del Deportivo sí cumplen. De Lendoiro solo se sabe que trata de eludir la responsabilidad por el mayor concurso del fútbol y que sigue culpando a los demás de los retrasos en los pagos, de la falta de acuerdos y del negro horizonte de una entidad que ha utilizado a su antojo y a la que pretende dejar en la estacada.