Bienvenidos a la Copa Piqué

DEPORTES

Toni Albir | EFE

03 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como diría Florentino Pérez, Gerard Piqué tiene un sentido patrimonial del fútbol. Quiere darle voz a los que tienen la chistera de este circo, a los jugadores. Por eso creó una plataforma informativa «veraz, auténtica y de los jugadores». Traducido: el modelo Bertín Osborne trasladado al balón. Buenrollismo a raudales, que somos colegas. ¡Qué bueno lo tuyo, Neymar! ¡Qué dura tu decisión, Antoine! Cualquier día Cristiano entrevista a Jorge Mendes. Muy bonito para cuando hace sol. Pero oscuro cuando arrecia la tormenta. Es como si los futbolistas de élite necesitaran mostrar sus padecimientos al margen de la canallesca. Como si fueran una especie en peligro de extinción cuando en realidad están en lo más alto de la cadena trófica y tienen sus pies plantados sobre la cumbre del ecosistema. Pero nada, al estilo de Donald Trump y de la vieja doctrina Monroe, aquella de «América para los americanos». El fútbol, para los futbolistas. Ellos los magos del tapete los que se comen el césped del Valladolid. Los que se encuentran ahora con que hay que hacer las Américas en plena Liga (otra cosa es el autobombo personal cuando la marca de turno lo exige o que el propio club organice la pretemporada en la Conchinchina). Por eso necesitan de vez en cuando a un William Wallace que cante las injusticias del mundo con este colectivo oprimido. A leira para quen a traballa. El fútbol, para los futbolistas. Pero el tenis, para hacer negocios. Porque Piqué ha impulsado una nueva Copa Davis que no ha gustado a personas que, defienden sus intereses, sí, pero posiblemente se sientan con el derecho de poder decir algo en esto del mundo de la raqueta, como un tal Roger Federer. Parece que en ese caso, como el astro blaugrana está del otro lado del mostrador, no importan tanto las opiniones de los tenistas ni las colisiones del calendario. A Federer le parece un poco extraño que, de repente, el rey del cotarro tenístico sea un señor ajeno a su universo al margen de los inestimables contactos que Piqué pueda tener por su condición de paria. Pero cabe esperar que Piqué lo entienda perfectamente al amigo Roger.