Garbiñe Muguruza: «Ahora amo la hierba»

IGNACIO ENCABO DPA

DEPORTES

GLYN KIRK | AFP

Ha pasado de pensar que nunca jugaría bien en césped a participar en dos finales

17 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Garbiñe Muguruza siempre creyó que su tenis la llevaría lejos, pero jamás se imaginó que algún día iba a triunfar sobre el césped del All England Club. «Pasé de pensar que nunca iba a jugar bien en hierba a estar en dos finales de Wimbledon», señala Muguruza al día siguiente de inscribir su nombre en la historia del torneo más prestigioso del mundo. Nacida en Caracas el 8 de octubre de 1993, hija de un vasco y una venezolana, Muguruza pisó por primera vez una cancha de césped con 18 años. Hace dos años llegó a la final de Wimbledon y ahora es campeona, un título que suma al Roland Garros que ganó en el 2016.

-¿De dónde sale ese gen competitivo?

-Desde pequeña era un diablo, yo con mis hermanos no podía jugar ni a las canicas. Desde los tres años ya estaba jugando al tenis con ellos y eso seguro que ha tenido influencia en la rabia que tengo en la competición.

-¿Cuándo fue la última vez que sintió miedo?

-¿Miedo? Quizás un poco en París. Ahí sentí miedo a la hora de afrontar un grand slam por primera vez defendiendo título. Además, era un sitio que para mí siempre será especial.

-¿Llegó a aborrecer el éxito de cierta manera por la presión?

-Miedo a ganar nunca. Pero yo me decía: ¿estoy obligada a ganar? ¿Tengo que defender esto? ¿Estoy obligada a defender el título? Era una situación en la que yo sentía que quería volver a hacerlo, pero a la vez de algún modo era como un fracaso, si no lo conseguía. Tuve que aprender de eso.

-Ayer comentaba que esto no le va a cambiar la vida, pero Conchita Martínez, su entrenadora estas últimas dos semanas, dice que sí cambia. Y ella sabe de lo que habla porque ganó aquí en 1994. ¿Es consciente de lo que ha conseguido?

-Creo que sí soy consciente. También me dijeron en Roland Garros que me iba a cambiar la vida y es cierto que cambia, pero no creo que me haya cambiado tanto. Me sigo sintiendo igual, hago lo mismo. Soy más alegre, quizás, más contenta. Soy la misma chica y no quiero cambiar nada. Me gusta mi forma de ser. Y para qué voy a cambiar, si eso no va ayudar.

-Dice que sigue siendo la misma, pero hace unos años decían «Garbín» o «Garbine» cuando pronunciaban su nombre. Su firma deportiva incluso no tenía una ñ para sus camisetas. ¿Quedan muy lejos esos tiempos?

-Qué va, si eso fue hace nada. Y siguen sin poner la ñ, eso no va a cambiar. Pero sí que es cierto que en los últimos años he dado fuerte, he dado una llamada de atención al resto. Tres años seguidos haciendo una final de Grand Slam. Creo ha habido ahí un bum.

«Sentí miedo en París a la hora de defender por primera vez un título de Grand Slam» -«Si no me viese entre las diez mejores del mundo, apaga y vámonos». Esa frase la dijo hace cuatro años. ¿Cómo de importante fue visualizarse ahí arriba desde tan joven?

-Siempre he tenido que creer en mí. Siempre he estado convencida de que al menos tenía el nivel o el potencial para conseguirlo y eso ha hecho que no me rindiese, aunque a veces hubo momentos malos y difíciles. Pero siempre he creído en mí.

-El capitán de la Copa Davis de Venezuela, Yohnny Romero, que también dirigió hace un tiempo al conjunto de la Copa Federación, dijo que dentro de usted hay «un pedacito vinotinto». ¿Siente que su triunfo en Wimbledon es parte también de la historia del tenis venezolano?

-Sí, claro que sí, nunca puedo negar eso. Yo he nacido allí y he podido jugar al tenis gracias a Venezuela también. Tengo una cantidad de hinchas allí que me quedo alucinada. Es increíble cómo viven ellos desde allí mis éxitos, y con lo poco que voy. Es genial.

-Ahora la exigencia para Garbiñe Muguruza de parte de los medios y los aficionados será mayor. ¿Se va a exigir más usted a sí misma?

-No, no quiero exigirme más porque entonces es cuando viene la decepción. No puedes exigirte la excelencia siempre. Creo que es normal que la gente tenga expectativas, estoy acostumbrada y ya estoy viendo la que se me viene ahora. Pero no quiero volverme loca con eso.

-En el 2013 ganó su primer partido en Wimbledon y fue en la pista central. Cuatro años después salió de ese escenario con el título en la mano. ¿Qué ha pasado en este tiempo?

-No ha pasado tanto tiempo, pero a mí me parece una vida. Es muy fuerte que el primer partido que jugase en Wimbledon fuese en la central y ganar. Ha sido un proceso raro: pasé de pensar que nunca iba a jugar bien en hierba a estar en dos finales. Ahora amo la hierba.