Una garantía de éxito

Javier Irureta TRIBUNA

DEPORTES

30 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Después del emotivo día que viví el pasado domingo con el acto de despedida del Calderón, ayer me llevé otra grata alegría con la confirmación de que Ernesto Valverde es el entrenador elegido para sustituir a Luis Enrique en el Barcelona. Lo conozco bien. Tanto a él como a Jon Aspiazu, su segundo. Dos grandes personas y dos extraordinarios técnicos, que estoy seguro de que estarán perfectamente capacitados para triunfar en un club tan complicado como es el azulgrana.

Como futbolista, lo tuve en el Sestao. Acabábamos de ascender desde Segunda B a Segunda A y lo trajimos del Alavés. Formó una gran delantera con otro pequeñito, Primi. Sin embargo, solo pude disfrutar de él un año. Javi Clemente lo vio y se lo llevó para el Espanyol. Luego vino el Barça, con Cruyff, y por suerte pude disfrutarlo por segunda vez en las filas del Athletic Club.

Más allá de sus cualidades balompédicas, que se basaban en gran velocidad y visión de gol, Ernesto [Valverde] era un futbolista muy disciplinado. En el momento no te das cuenta, pero con el paso de los años y ves qué jugadores de los que has tenido, han tirado por el lado del banquillo y cuáles no, miras atrás y ves que la mayoría tenían algo en común: la atención que prestaban. Cuando a un jugador no le gusta mucho el fútbol y solo lo juega por profesión, suele estar más disperso. Valverde no. Atendía y preguntaba muchísimo.

Más que él tener la suerte de haber contado conmigo como entrenador, yo tengo que decir que he tenido la de tenerlo como futbolista, porque él ha disfrutado de maestros muchos mejores que yo, como Clemente o Cruyff, de los que estoy seguro que habrá aprendido mucho.

Como entrenador, es una persona cercana al jugador, con mano izquierda. No recuerdo en el Athletic que haya trascendido ningún lío. Eso es bueno. En cuanto a su estilo, es un amante del juego ofensivo y eso va a gustar mucho en un club, el Barcelona, que conoce perfectamente. Ahí tiene otra de sus bazas: conoce la casa y sabe manejarse en ella. Triunfará. Sin duda.