Fernando Alonso, ante el mayor reto de su carrera deportiva

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Chris Graythen | Afp

El asturiano partirá quinto en las 500 millas de Indianápolis y sueña con lograr un histórico triunfo en el óvalo

27 may 2017 . Actualizado a las 20:04 h.

Llegó el día de la verdad. El 28 de mayo lleva grabado a fuego en los calendarios de los fans desde que, a mediados de abril, un comunicado anunciaba que Fernando Alonso iba a disputar las 500 Millas de Indianápolis. En apenas un mes y medio, el asturiano ha tenido que acostumbrarse a pilotar un coche que no había llevado nunca, en una competición que sólo había visto por la tele y en una pista que o conocía más que por la leyenda que le acompaña. El óvalo más famoso del mundo, el 'brickyard', alberga la que en palabras de su jefe, Mark Milles, es una historia que trasciende el automovilismo o el deporte en sí. Es la historia de un piloto que eligió renunciar a la carrera más famosa del mundo de la Fórmula 1 por intentar asaltar la segunda de las tres puntas de la Triple Corona.

Alonso parte desde una posición que permite creer en la victoria. El quinto puesto, segunda fila, le permite quitarse de golpe a 27 rivales. Durante aproximadamente tres horas y media, en 200 vueltas, Alonso tendrá que demostrar que es el piloto más completo del mundo, y que es capaz de dejar un legado tras de sí que vaya más allá de sus dos títulos mundiales en la Fórmula 1.

Este sábado, como el resto de las dos últimas semanas, era el foco de todos los objetivos. Las casi 300.000 personas que ya estaban en el circuito de Indianápolis para la sesión de autógrafos de este sábado miraban hacia el mismo sitio: allá donde se moviera la gorra azul del McLaren Andretti Autosport. Fernando Alonso, que ya tiene su anillo como participante en las 500 Millas (a imagen del que se entrega a los ganadores en la NBA o la NFL), se ha convertido en el ídolo de Estados Unidos. Encontrar una camiseta, una gorra o algo del piloto español es algo impensable. Ya este sábado se habían agotado hasta las maquetas del primer test que hizo Alonso en Barber, y las pocas que quedaban en los puestos que salpican el paddock del recinto deportivo más grande del mundo pedían precios desorbitados (por encima de los 500 dólares) por ellas, bajo petición.

Pero más allá del espectáculo, Alonso tiene la oportunidad de lograr un éxito deportivo sin precedentes. El asturiano tendrá que gestionar el tráfico, los rebufos y las estrategias, algo para lo que ha dedicado más horas de entrenamientos en este mes que en los últimos años en la Fórmula 1. Como principales rivales no tendrá sólo al poleman Scott Dixon, sino también a Ed Carpenter, la gran esperanza de los motores Chevrolet, o a sus propios compañeros en Andretti, Alexander Rossi (ganador en 2016) y el siempre volátil Takuma Sato, que le acompañará en la segunda fila de la parrilla.

Todo esto si la lluvia respeta la disputa de la carrera. Las previsiones apuntan a que puede caer algo de agua durante la prueba, en cuyo caso se detendría. Si las precipitaciones son muy fuertes, se suspendería la carrera, para disputarla en uno de los días grandes del calendario estadounidense, el Memorial Day. No habría mejor día, en el que los americanos honran a sus héroes, para que Alonso entrara en la historia.