«Fui un futbolista complicado»

DEPORTES

El técnico de Teo sueña con lograr en el banquillo el éxito que se le resistió como jugador

15 may 2017 . Actualizado a las 17:19 h.

Su melena rizada es inconfundible dentro del fútbol gallego. Y ahora tras lograr clasificarse para la fase de ascenso a Segunda División con el Pontevedra, aspira a que lo sea también en el fútbol profesional.

-¿Cuándo se encontraron el fútbol y Luisito?

-Pues tengo 50, así que hace 38. Dos de mis hermanos, que desgraciadamente ya han fallecido, jugaban al fútbol, uno de portero que llegó a jugar en Preferente y otro de delantero. Pero más allá de eso, no tenía ningún antecedente familiar.

-¿Y cómo era como jugador?

-Hubo varias etapas. Está mal que lo diga yo, pero en edad juvenil destacaba una barbaridad. Recuerdo que cuando debuté con el Compostela de Luis Astorga siendo juvenil, llevaba más de 40 goles en 20 partidos. Y también que, estando ya en Segunda B, volví a jugar con los juveniles en Copa Galicia ante el Ribeira y ganamos 6-0 con seis goles míos en la primera parte. La que hoy es mi mujer estaba en el partido, y muchas veces se lo cuento a mi hijo. Pero lo que peor llevo es que se relacione al Luisito jugador con el Luisito entrenador, son dos personas totalmente distintas.

-¿En qué se diferencia el Luisito jugador del Luisito entrenador?

-Cuando era jugador, con tal de marcar y ganar, me valía todo. Reconozco que en el fútbol actual sería un filón para los árbitros porque mi comportamiento no era el más ejemplar. Y eso que no fui un jugador al que expulsasen mucho, pero sí que, aunque pequeño, fui un futbolista, complicado para los rivales y los árbitros. Tenía problemas con todo el mundo. El fútbol eran mis únicos ingresos, y yo lo tomaba como una profesión y llevaba eso hasta el final.

-Echando la vista atrás, ¿se considera mejor como jugador o como entrenador?

-Yo siempre digo que la mala suerte que tuve como futbolista, espero tenerla ahora buena como entrenador, porque como jugador, en los momentos clave, no la tuve o elegí mal. Tuve opciones de fichar por grandes equipos, pero por no dejar a mi familia, renuncié a irme a jugar fuera de Galicia. Y después, cuando decidí hacerlo, estuve diez años jugando por equipos de toda España. Así que espero conseguir algún día como entrenador lo que no conseguí como jugador, aunque si no es así, tendré igualmente la conciencia muy tranquila porque estoy peleando a muerte para ello.

-Lo que no ha cambiado en todos estos años es el corte de pelo...

-Sí que tuve épocas en las que lo tuve corto, pero es algo que no le gustaba ni a mi madre. Por eso siempre he tenido el mismo corte de pelo, aunque cuando era futbolista lo tenía más largo.

-Si le propusiesen raparse la cabeza si logran el ascenso, ¿aceptaría?

-Complicado, porque ahora con la edad se me empiezan a ver las calvas (ríe). Ya no tengo la fuerza en el pelo que tenía antes. Pero si dependiese de eso, haría cualquier cosa.

-Afronta su séptima fase de ascenso, la segunda en tres años con el Pontevedra. ¿Cuál es el secreto?

-Lo tengo muy claro: el trabajo, planificarlo todo muy bien y que te dejen trabajar. En eso tengo que darle mil gracias a Roberto Feáns [director deportivo del Pontevedra], a la presidenta y al consejo de administración. Soy un entrenador muy sencillo, pero me rompo mucho la cabeza para inventar entrenamientos y analizo mucho al rival para que nada me coja desprevenido.

-En Pontevedra tiene hasta un club de fans. ¿Le había pasado alguna vez?

-No, nunca. Yo soy el primer sorprendido, y le tengo que dar mil gracias a esa gente. Yo veo el cariño que me tiene Pasarón, porque es muy difícil que un estadio coree el nombre de un entrenador. Y tener un club de fans es un orgullo tremendo. Me siento muy querido y eso no hay dinero que lo pague.

-La que no era fan suya, al principio, era la presidenta, Lupe Murillo...

-Sí, lo reconozco y siempre lo digo, ella no me quería. Me juzgó antes de conocerme y, aunque no sé el motivo, no le caía bien. Mi valedor fue Roberto Feáns, pero ahora tengo una muy buena relación con ella. Es una mujer con una capacidad de trabajo fuera de lo normal, y creo que va a ser quien lleve al Pontevedra otra vez al fútbol profesional. No sé si con Luisito o no, pero tengo claro que trabajando como lo está haciendo, lo conseguirá. Estamos de acuerdo en algunas cosas y, en las que no, discutimos. Pero como nos decimos todo a la cara, no hay ningún problema.

-¿Cuál es el reto que, si cumple, le permitiría retirarse tranquilo?

-Yo tengo una prioridad, y en el club lo saben. Estos dos últimos años tuve ofertas del fútbol profesional, pero yo no me puedo ir de momento porque tengo que estar cerca de mi madre, que tiene 88 años. El día de mañana Dios dirá. Pero espero que algún día se me reconozcan todos los esfuerzos que estoy haciendo. Y la ilusión más grande que tengo ahora mismo es llegar al fútbol profesional con el Pontevedra.

En corto

Detrás de su ceño fruncido, afirma que hay un hombre sensible cuya única prioridad es su familia. Y madridista, sí, pero muy del Barça de Guardiola.

-¿Qué le gusta a Luisito además del fútbol?

-Pues muchas cosas. Me gusta aprovechar el poco tiempo que tengo para estar con la familia, es lo que me hace feliz. Y después, soy un apasionado del ciclismo. Creo que si volviera a nacer sería ciclista.

-¿Qué ciclista le ha marcado?

-El ídolo más grande que tuve fue Perico Delgado, era todo un espectáculo. Y después, Miguel Indurain era algo fuera de lo normal, un modelo de deportista, un ciclista ejemplar. Lance Armstrong fue para mí una decepción total, tanto que hasta le cogí manía, porque lo veía como un ejemplo de superación. Pero viendo todas las trampas que hizo, llevé una decepción enorme, porque eso fue ser un muy mal ejemplo de deportista.

-¿Madrid o Barça?

-Soy del Madrid, lo he sido siempre. Pero reconozco que el mejor equipo que he visto es el Barcelona de Guardiola. Creo que nadie volverá a ver un equipo tan espectacular como ese. Era un fútbol de auténtica fantasía. Todo el mundo se queda con cómo atacaba, pero era también el equipo que más corría y mejor se defendía. Esa era su mejor virtud.

-Y, ¿Celta o Dépor?

-Pues me dirán que soy diplomático, pero no tengo preferencia, al igual que no soy fanático del Madrid. Ahora veo el fútbol desde otra perspectiva. Cuando se enfrentan Deportivo y Celta, no tengo predilección, son los dos equipos más grandes de Galicia.