Cristiano llega lanzado a la cita de mañana en Gijón

La Voz COLPISA

DEPORTES

CHRISTOF STACHE | AFP

El luso afronta en plena forma la recta final de la temporada, frente a años anteriores en los que la voracidad mermó su físico en el tramo decisivo

14 abr 2017 . Actualizado a las 16:10 h.

«Me preparé para estar bien en el último mes y medio de competición. Los resultados están llegando y me alegro por eso». La sentencia con la que Cristiano Ronaldo resumió su estado de forma tras endosarle otro doblete al Bayern de Múnich en el Allianz Arena da cuenta del cambio operado por un futbolista que hasta la presente campaña no quería ni oír hablar de rotaciones pero al que las nuevas señales que emite su cuerpo con el paso de los años, las lecciones aprendidas de pasadas experiencias y los consejos de Zinedine Zidane han llevado a comprender que hasta un deportista dotado de un físico portentoso como él tiene límites. «He hecho un cambio radical en los entrenamientos para llegar a tope al final de temporada. En los últimos años he llegado a final del curso al límite y con alguna pequeña lesión. He trabajado con el preparador físico para estar bien estos dos meses», remarcó el portugués justo después de convertirse en el primer hombre que alcanza los cien goles en competiciones europeas.

Ejecutó Cristiano Ronaldo ante el Bayern uno de sus partidos más completos desde que se viese obligado a asumir el rol de delantero centro a causa de la pérdida de velocidad y capacidad de desborde derivada de ese compañero inevitable de viaje que es la edad. Dos tantos, uno a centro de Carvajal y otro recogiendo un balón enviado a su bota por Marco Asensio, con los que ponía fin a un mes sin ver puerta entre todas las competiciones. Una sequía asombrosa tratándose del mayor depredador del área que ha conocido el Real Madrid en sus 115 años de historia. Desde el 12 de marzo, ante el Betis, no marcaba el '7', un total de 356 minutos sin pulverizar la meta rival. Más larga aún era su historia de desamor con el gol en la Liga de Campeones, donde acumulaba siete mes sin incrementar su cuenta personal. La mano izquierda de Zidane Se despidió por fin el portugués del mal fario que le perseguía en una temporada en la que volvían a encontrar eco las voces que hablan de su declive. Sus guarismos, muy por debajo de los de campañas anteriores, daban argumentos a sus detractores. Firmante de 16 tantos en la última edición de las Champions, sumaba sólo dos en la presente antes del partido contra el Bayern. Una media de 0,25 por encuentro insípida para el máximo artillero de la historia de la principal competición continental. Pocos equipos mejores que el bávaro para que el luso retomase su idílio con la malla rival en su torneo favorito. Le ha hecho a los muniqueses seis tantos en las cinco veces que les ha tenido como adversarios, lo que le convierte en el gran 'killer' del clásico europeo. Rompió el miércoles el empate que mantenía con Élber, que anotó cuatro en ocho choques ante los blancos. Pero el Bayern no es ni mucho menos el único conjunto alemán que ha sufrido a un depredador que saliva cada vez que andan teutones de por medio. Les ha endosado 20 goles en 18 encuentros a las escuadras de esa nacionalidad que se han cruzado en su camino.

Con su exhibición en el Allianz Arena, la segunda en tres años, Cristiano Ronaldo postró a la prensa germana y acalló críticas. Cumplimentada su labor sobre el césped, se presentó en zona mixta para demostrar que sigue siendo el de siempre y a la vez uno muy distinto. Sacó pecho -«No sé quién duda de mí. Es un margen pequeño. La gente que me sigue, mis seguidores y los que creen en Cristiano, no tienen dudas», dijo- pero también desveló que ha aprendido a supeditar su obsesión con los récords individuales a un bien mayor para su equipo. «Quiero ayudar al Madrid a ganar la Liga y la Champions. ¿Las rotaciones? Eso es cosa de Zidane y mía. Trabajamos en sintonía», manifestó un hombre que en campañas pasadas provocaba un incendio cada vez que veía su dorsal cuando el técnico de turno preparaba un cambio y al que 'Zizou', tirando de mano izquierda, ha convencido de la importancia de dosificar su furia competitiva a fin de reservar los colmillos para cobrarse las piezas más suculentas. «Estaba contento, pero no tanto porque podía haber hecho el tercero y tiene mucha ambición», confesaba el entrenador francés al ser interpelado por los sentimientos de su gran estrella tras el partido ante el Bayern. Y es que, pese a todo, hay cosas que nunca cambiarán.