Las zapatillas de la discordia

Óscar Fernández TARTÁN, BARRO Y ASFALTO

DEPORTES

27 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo del atletismo está inmerso en una acalorada discusión debido a las nuevas zapatillas de Nike. La marca del stick está desarrollando un proyecto denominado Breaking2 que intenta bajar de las dos horas en el maratón. Para ello han seleccionado a tres de sus mejores atletas, entre los que destaca el campeón olímpico Eliud Kipchoge, para intentarlo en el Circuito de Monza en mayo.

En la búsqueda del imposible reconocieron que no repararán en ir en contra de la normativa de la IAAF y parece que la clave pasa por unas zapatillas especiales. La multinacional norteamericana patentó una media suela que promete una absorción y rebote que llevaría a una mejora cercana al 4 %. Sería una especie de pequeño muelle de fibra de carbono. De ser cierto lo que se comenta, la patente de esta zapatilla iría en contra de la normativa de la IAAF (Federación Internacional), y podría considerarse «dopaje tecnológico». El debate y la decisión que pueda tomar la IAAF tiene una carga de profundidad muy importante porque marcaría unos límites de cara el futuro.

En el pasado, la IAAF negó la posibilidad de las zapatillas multiclavos que usaron varios atletas norteamericanos en los USA Trials de 1968. Eran los denominados brush spikes. En esos trials celebrados en Echo Summit, ciudad situada a más altura que México DF, se batieron 4 récords del Mundo y se achacaron, erróneamente, al beneficio de las zapatillas, cuando en realidad lo que más ayudó fue la altura de la población californiana.

Por contra, con el cambio de materiales en la pértiga no hubo problemas y se pasó de materiales «rígidos» como el bambú y el aluminio, a la fibra de carbono en los años 50. En ese caso la IAAF fue permisiva con la evolución de los materiales y a día de hoy todos los pertiguistas usan fibra de carbono o de vidrio. En otros deportes hemos tenido situaciones similares. La NBA prohibió las zapatillas con propulsión de los hermanos Adam y Ryan Goldston, propietarios de los Athletic Propulsion Labs. Sus zapatillas incrementaban el salto de los jugadores. La FINA (Federación Internacional de Natación) tuvo una discusión similar con los bañadores de poliuretano (Speedo), que estuvieron en uso entre los años 2008 y 2010, pero finalmente se prohibieron.

Óscar Fernández es director técnico de la FGA en Vigo