Llueve en Pasarón 650 minutos después

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

capotillo

Los goles de Álex González y Mario Barco sellan una remontada ante el Burgos que pone fin a la sequía de 650 minutos del Pontevedra en su estadio

27 feb 2017 . Actualizado a las 10:33 h.

Es difícil explicar por qué, pero ayer por la tarde una extraña sensación se había instalado en el estadio municipal de Pasarón. El Pontevedra se estaba acercando peligrosamente al borde de un abismo de falta de confianza que no se correspondía con su situación deportiva. En su segunda temporada en Segunda B desde su último ascenso, lleva aferrado al cuarto puesto de la tabla varias jornadas.

Era la sequía de goles que arrastraba desde hacía 575 minutos -sin contar los tiempos de descuento correspondientes a los seis partidos- la que estaba minando la confianza en sí mismos de los jugadores. La batalla de Luisito por alejar de sus futbolistas los fantasmas de que todo dependía de la vuelta de su delantero estrella, Mario Barco, eran tan difíciles de rebatir como de atajar. El colchón de puntos que acumulaban se volvía cada jornada un poco más fino, y Pasarón había dejado de ser el búnker granate que todos los rivales temían.

La lesión del riojano coincidió con el inicio de la incapacidad del Pontevedra de marcar, y el entrenador teense se dejaba las fuerzas que le quedaban en gritar a quien quisiera escucharle que el equipo no depende de un solo jugador. Nunca. Sea quien sea.

Y ayer por la tarde lo demostraron. Todos. También Mario Barco. El riojano salió al campo cuando iban nueve minutos del segundo tiempo. Era la apuesta arriesgada de Luisito para intentar salvar un partido en el que todos los planetas parecían haberse alineado para evitar que las múltiples ocasiones de gol que creó el Pontevedra durante el primer tiempo tuvieran su recompensa. Para colmo, el azar acababa de premiar con un tanto la primera llegada a portería del Burgos.

Junto a Barco entró en el césped otro de los grandes protagonistas de la tarde, Álex González. La afición se rascó la cabeza, dudando si la premura de la decisión de Luisito podría acabar pasándoles factura. En realidad, no había garantías de que el riojano fuera a ser capaz de aguantar lo que restaba de encuentro, y Jacobo, saliente, había hecho una excelente primera parte.

Tardaron exactamente catorce minutos en disipar cualquier interrogante. Un centro de Barco a González transformó el primer gol granate del encuentro, el más esperado, el importante. Que diez minutos después el delantero cedido del Lugo decidiera poner el broche a la tarde con otro tanto, el de la victoria, fue cosa del destino y de sus ganas de saldar cuentas con el Pontevedra. Con los dieciocho. Y, sobre todo, con Luisito.