El refugio gallego del campeón croata

josé M. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CESAR QUIAN

El 7 de noviembre de 1991, A Coruña acogió al Slobodna Dalmacia en la Liga Europea

20 feb 2017 . Actualizado a las 17:06 h.

Galicia también tuvo su representante en la Euroliga de baloncesto. Sucedió en la temporada 1991-92, en la edición que abandonó su tradicional denominación de Copa de Europa por Liga Europea. El Coliseum de A Coruña, una versátil instalación inaugurada solo unos meses antes, acogió como equipo local al Solobodna Dalmacia, heredero de la mítica Jugoplástica y Pop Split que había ganado los tres títulos anteriores. La guerra de Yugoslavia había forzado el exilio de los representantes balcánicos. El Partizán, que ganaría el torneo -superó al Joventut con una canasta desde 9 metros de Djordjevic-, jugó en Fuenlabrada y la Cibona en Puerto Real.

«Teníamos buena relación con Dorna, propietaria de los derechos del torneo -recuerda Eduardo Blanco, profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte y entonces concejal de Deportes-. Nos ofrecieron acoger al Solobdona. Nos venía bien, porque queríamos impulsar el recién inaugurado Coliseum, darle visibilidad y aprovechamos la ocasión. El anillo inferior del Coliseum se llenaba cada partido (unos 4.500 aficionados, o más de 6.000 con la visita del Barcelona)». La intención era que los posibles beneficios revirtieran en el club de la ciudad, el Basketmar, recién ascendido a la Primera B, que disputó un par de amistosos con el Slobodona. «Al menos en uno de ellos se lo pusimos difícil», asegura Luis Fraga, entonces entrenador del Basketmar y hoy director deportivo del Baloncesto Culleredo. «Nos pidieron que jugáramos con tres grandes y quisimos hacerles entender que el entrenamiento era también para nosotros», dice Luis Fraga, que también recuerda que cuando el partido se igualó Michael Ray Richardson, el veterano base norteamericano recién cortado en el baloncesto italiano por sus problemas con las drogas, recordaba a los presentes un palmarés que incluía 8 campañas en la NBA y 4 veces All Star. «Tenía más palmarés que físico», sostiene Eduardo Lada, capitán del Basketmar, que también insiste en el enorme talento de un jugador que ya tenía 36 años.

CESAR QUIAN

Deportivamente, al Slobodna no le fue demasiado bien. La guerra había reducido su potencial a jugadores de procedencia croata y Toni Kukoc, su gran figura, acabó fichando por el Benetton. Ya no seguían Pavicevic, Radovic, Sretenovic, Savic o el que debería haber sido su técnico, Ranko Zeravika. Sobresalía por encima de todos Velimir Perasovic, un excelso tirador que tras aquella campaña acabaría por establecerse en el baloncesto español, primero con el Breogán y después en Vitoria o Fuenlabrada. Daba entonces sus primeros pasos el joven pívot Zan Tabak, ahora técnico del Betis y que acabaría emigrando a la NBA.

Desde Sevilla, Tabak califica aquella época como «muy mala. Me vienen recuerdos oscuros, pero no por A Coruña, sino por todo lo que rodeó aquello». El Slobdona tenía como centro de operaciones Trieste, con lo que, insiste Tabak, «nosotros jugábamos mientras nuestras familias y amigos podían estar siendo bombardeados. A pesar de lo bien que nos trataron, fue sin duda el año más jodido de mi vida». Mantiene vivo Tabak el recuerdo de una ciudad en la que conservó algunos amigos durante años y de una cancha que, sostiene, «era una plaza de toros, con gente que nos animó como si jugáramos en nuestra casa. Solo puedo decir cosas buenas». En la previa de la UEFA del 2008, la ciudad de Split agradeció el gesto con motivo del Hajduk-Dépor.

Con una plantilla descapitalizada y en una delicada situación anímica, el Solobodna perdió 3 de los 7 partidos que disputó en un Coliseo por el que, entre el 7 de noviembre de 1991 y el 27 de febrero de 1992, desfilaron el Maccaci, Barcelona, Cibona, Knorr Bolonia, Kalev Tallin, Caserta y Antibes, y figuras como Epi, Solozábal, Jamschi, Savic, Brunamonti, Mrsic...