Rafa Nadal: «He dado un buen paso adelante»

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois A CORUÑA/ LA VOZ

DEPORTES

El tenista celebra en A Coruña su mejoría mental, física y técnica, «tres cosas muy difíciles de unir», pero evita hablar de títulos: «Mi objetivo es la siguiente semana»

08 feb 2017 . Actualizado a las 13:13 h.

Ahora que vuelve a rendir a medio mundo a sus pies, a Rafa Nadal no le importa explorar sus sombras. Esa nube negra que le encogió durante un 2015 de presión, ansiedad y dudas. «Me iba a la habitación, ganando o perdiendo, y me sentaba en el sofá. 'Si has ganado casi todo, ¿de qué te tienes que poner nervioso?' En un momento la tensión te va comiendo. Y sí, el último año he dejado de tener esos problemas. Disfruto mucho más de entrenar». Aquello le había hecho plantearse tomar «unos meses de descanso». Lo explicó durante el acto organizado por el Banco Sabadell en el abarrotado auditorio de Palexco, en A Coruña. El embajador de la marca en los tres últimos años respondió al distendido interrogatorio al que le sometió Ramón Rovira, director de comunicación de la entidad.

El subcampeonato en Australia le deja ahora ante un horizonte ilusionante. «Estoy convencido de que este puede ser un buen año», confesó: «He dado un buen paso adelante, mental, física y tenísticamente. He unido tres cosas muy difíciles de unir». Los últimos encuentros de Nadal en Melbourne reeditaron la épica de sus victorias y la rivalidad con Federer: «Este tipo de partidos largos y emocionantes son con los que uno se queda», comentó antes de añadir: «Es el momento de decir 'vale la pena todo lo que has hecho'». Y en esos últimos juegos, casi sin fuerzas, se encuentra en su hábitat. Zona Nadal podría llamarse. «Termino disfrutando al ver hasta donde puedo llegar». Ese concepto innegociable del deporte como una pelea técnica, pero sobre todo física y mental le lleva a desmitificar la detección de promesas. Admitió no identificar a primera vista si un joven tenista va a ser un crac. «Todo es un ejercicio de superación diaria. Por mucho talento que tengas, nuestro deporte es un deporte de repetición y continuidad», diferenció.

«Mi gran objetivo es la siguiente semana», comentó cuando tocó hablar del siguiente grand slam, su preferido, Roland Garros. Es el elemento más importante de toda mi carrera, pero uno no puede pensar todo el año en un torneo. Me quedan muchos torneos importantes», matizó. En París cometió uno de sus errores confesables, jugar con dolor la primavera pasada, una decisión que complicó su larga lesión de muñeca. «Sí me arrepiento de infiltrarme en segunda ronda. Pero el lunes todos acertamos la quiniela», volvió a comentar divertido, descartando que aquello le hiciese pensar en el adiós al máximo nivel. «Nunca pensé que fuera el final de nada». 

En cuanto recuperó la emoción, volvió a ser Nadal, el campeón de 14 grandes. «Ganar el trofeo me hace feliz, claro, pero lo que realmente me hace feliz es disfrutar en la pista y sentirme competitivo», proclamó.

Y volvió a su pueblo, Manacor. Inicio y final de todo. «Pagando [impuestos] en otro país tendría el doble de dinero, pero sería la mitad de feliz. El dinero no compra la felicidad y soy feliz en Mallorca». Y la frase terminó como sus partidos, con otro aplauso.

«Me costaría tener hijos y viajar cada semana»

La entrevista a Nadal caminaba por un terreno plácido. Hablaba de su academia en Mallorca, un proyecto que incluye un colegio, fisioterapeutas, médicos, entrenadores y un sinfín de comodidades para formar a los jóvenes para el futuro mientras mejoran su tenis, cuando llegó una pregunta sobre otros niños. Los futuros del tenista y su pareja, Xisca Perelló: «No lo sé. No me hagas ponerme a pensar en cosas que no...». Y tras un silencio admitió: «Sí, me gustaría tener una familia con niños. Lo que pasa es que siendo muy sincero es una cosa que no es de uno solo, sino de dos. Por mi forma de entender la familia me costaría tener hijos y estar viajando cada semana por el mundo».

Sus tics hicieron perder a Nadal hasta el hilo de una pregunta, cuando le preguntaron si los esparadrapos de los dedos eran otra de sus manías en la pista. «Ojalá lo fuera. Vamos intentando quitar alguna. Los calcetines ya no los tocamos. El pantalón [que se separa del glúteo antes de cada servicio] no lo vamos a solucionar... Y no me acuerdo de la pregunta», comentó divertido entre las risas del auditorio. Y volvió a sus manos, que se abren «con los cambios de temperatura». Hándicap 3 de golf, tiró de humildad: «¡Soy bastante malo!». Del campo al mar, otra de sus grandes aficiones, explicó que llamó a su barco Beethoven, como el mote que sus músicos dieron a su abuelo, director de orquesta fallecido hace un año. ¿Y el Madrid, le gustaría presidirlo en un futuro? «Ahora es una utopía. Sí, me gustaría, claro que me gustaría ser presidente del Real Madrid. Ahora, ¡de aquí a que lo sea...!». Y al rato subió al escenario para cerrar el acto su amigo Marc López, culé, su pareja en el oro olímpico de dobles en Río y compañero en la próxima campaña de publicidad del Sabadell.