Cuando todavía no nos habíamos quitado el susto del cuerpo y los miedos llenos de incertidumbre volvían a estar presentes en algunos aficionados, la realidad y grandeza de un Mundial se manifestaba noqueando a dos de las grandes favoritas a los laureles de París. Parecía como si el destino nos trajese un poco de sensatez ante tanto desvarío. Estamos entre las ocho mejores selecciones y cada vez más cerca de nuestro objetivo, alcanzar las semifinales, y todo ello a pesar de las dudas iniciales. Veamos lo positivo para seguir mejorando y seamos benévolos en nuestros juicios, ya que estar en la élite de cualquier faceta significa un camino de trabajo y voluntad que necesita mimbres y poso. Nosotros los tenemos y lo están demostrando. El camino hacia la excelencia siempre tiene altibajos pero lo importante es superarlos. Los nuestros lo han hecho y no pueden decir lo mismo ni los actuales campeones olímpicos ni europeo. Nos jugamos seguir entre los mejores no solo por plantilla sino también por juego.
Hace un año en el Europeo de Polonia también nos tocó la poderosa Croacia en semifinales. Sin duda una potencia de los últimos dos lustros. Es un equipo en plena evolución, ya que después de Río 16 apenas quedan ilustres y mucho menos estrellas como antaño los Ivano Balic y compañía. Sin embargo sigue contando con jugadores como Duvnjak y Horvat en la fase ofensiva con aportaciones de gran futuro como Cindric y Stepancic. Donde realmente nos pueden hacer daño es la zona central de su defensa 6:0. Sólida, dura y superando los dos metros de altura. Sus extremos son rápidos en el contraataque y buenos finalizadores. Son comedidos al usar la posibilidad de jugar con siete jugadores de campo y prácticamente solo recurren a ella si sufren exclusiones. Seguro que todo esto les suena y que estas características bien se podrían aplicar a España. Sí, podríamos decir que vamos a jugar contra nuestro propio espejo.
En un análisis diferencial entre ambas creo que la balanza se inclinará hacia nuestra parte, ya que nuestra portería debe ayudar a marcar la diferencia. Otro factor importante será que nuestro fondo de armario es superior en calidad y en experiencia internacional. Será importante minimizar los errores no forzados y, a diferencia de la agonía de octavos, recuperar las prestaciones en la finalización, sobre todo aquellas donde entre el lanzamiento y la portería solo reside el portero.
Hace un año el partido fue igualado e intenso pero sus defensas abiertas fueron un maná para los nuestros. Rompimos el partido en la primera parte y en la segunda controlamos la renta. Me temo que esta vez será más igualado. Prepárense a sufrir y disfrutar con los nuestros. Estoy seguro que nos veremos en semifinales, ya que nuestro día malo fue en octavos y se superó porque el equipo creyó en él. Seguro que nos dará un plus como grupo que rentabilizaremos hoy.
Juan J. Fernández es profesor de la Facultade de Ciencias do Deporte de la UDC