«Todo el mundo habla de China»

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CHINA STRINGER NETWORK | Reuters

A la multimillonaria Superliga le sobran recursos y entusiasmo pero le falta recorrido profesional

23 ene 2017 . Actualizado a las 09:05 h.

Pocos recuerdan a Cleo. El fútbol europeo apenas guarda registros del espigado delantero brasileño que abandonó un club de barrio de Lisboa para irse a la liga serbia y anotar 38 goles con el Partizan de Belgrado en solo temporada y media. Quizá no lo haya olvidado Roy Hodgson, quien a finales del 2011 quiso ficharlo para el Liverpool. Pero para abundar en la vida de Cléverson Gabriel Córdova hay que cruzar la gran muralla. Allí abrió una puerta por la que se han ido colando jugadores de todo pelaje, aventureros del fútbol y estrellas cegadas por el brillo del talonario. Mucho antes de que Óscar dejara perplejo a Jurgen Klopp -«Es absurdo irse a China con 25 años», reflexionó el técnico del Liverpool al conocer la decisión del atacante del Chelsea-, un compatriota del talentoso mediapunta había dicho no a la Premier a los 26 para ser cabeza de ratón en Asia.

«Aún podría estar jugando en algún equipo europeo, pero nunca habría ganado lo que gané en cuatro temporadas en China. Para conseguir algo parecido tendría que acabar mi carrera en Europa y seguir allí como entrenador mucho tiempo», declaraba Cleo a ESPN Brazil hace solo unos meses. «Fui el traspaso más caro de la Superliga», recordaba el ariete, ya de vuelta en su país para enrolarse en el Goias. El Guangzhou Evergrande pagó cuatro millones de euros por él hace seis temporadas. En febrero del 2016 soltó 42 kilos para liberar de Jackson Martínez al Atlético y, sobreponiéndose a la lesión del colombiano, ganar el último campeonato nacional en disputa.

El récord de inversión en un traspaso lo batió Óscar en diciembre pasado. Su fichaje costó 61 millones y cobrará 470.000 euros a la semana en el Shanghai SIPG. Allí lo jugó todo durante dos campañas Ibán Cuadrado. El zaguero charro vivió sobre el césped del Helmántico los penúltimos coletazos de la Unión Deportiva Salamanca antes de probar en China. «No fui solo por el tema económico. Me motivó el poder vivir una experiencia nueva, el poder dejar huella», cuenta por teléfono el central, que aún está a la espera de una oferta que le lleve de vuelta al país asiático.

«Por mucho que rindas es complicado encontrar continuidad en los equipos de allí», asegura. Llegó al Shanghai SIPG en el 2013 y se fue al Guizhou Zhicheng en el 2015. Afirma que durante los cuatro cursos que completó en la competición china «el nivel fue subiendo. Está cada vez mejor organizada». Fundamentalmente, sostiene, por la aportación de futbolistas foráneos como él, que actúan como ejemplo. «Los extranjeros tienen influencia en el asesoramiento -explica-. En concienciar de qué cosas pueden favorecer al jugador nacional, como la adquisición de rutinas saludables, el cuidado en la alimentación, el descanso... Cuando ellos ven que eres profesional y que da buenos resultados, se empiezan a interesar, a copiar cosas. Incluso el entrenador te pregunta y a veces te tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones».

Su profesionalidad le ha dado minutos de fútbol y contratos, aunque no todos los que llegan de fuera se preocupen tanto por cumplir en una liga de un nivel mucho más bajo al que están acostumbrados. «Algunas cantidades que se han pagado me parecen desorbitadas, fuera de contexto. Hay que ver si esos fichajes dan luego el rendimiento acorde con lo que costaron», razona.

Javi Patiño, internacional filipino nacido en Madrid, lo ha dado. Le costó un millón al Henan Jianye, que lo reclutó atraído por su excepcional desempeño en ese Buriram United tailandés plagado de españoles (como el exdeportivista Rochela). El delantero está contento en China, donde ha seguido haciendo goles. «Tratan muy bien al futbolista», destaca acerca de una competición a la que, reconoce, «le faltan formadores. He tenido compañeros jugando como profesionales sin haber pasado por una academia».

La llegada de estrellas extranjeras ayuda a pulir a los deportistas locales y da lustre al torneo. «Parece una locura, pero para ellos es una forma mas de darse a conocer. Ahora todo el mundo habla de China -presume Patiño-. Tienen dinero y lo invierten en su beneficio ya sea para buscar fama o simplemente por reforzar su liga y sus equipos». El punta admite, sin embargo, que muchos de esos cracs nunca llegan a cuajar: «Como extranjero tienes que dar el triple que cualquiera, y algunas veces eso desespera. El fútbol es un juego colectivo». Quizá algo así le pase a Tévez, que llega al Shanghai Shenhua para convertirse en el futbolista mejor pagado del planeta (tres millones de euros al mes). Su vida (y la de sus hijos y nietos) resuelta. Como la de Cleo.