Pistoletazo de salida al gran reto de Jorge Lorenzo con Ducati

Borja González MADRID / COLPISA

DEPORTES

GIORGIO BENVENUTI | EFE

«Cuando has podido ser campeón, lo único que quieres es volver a serlo», dice el piloto español

21 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un tema tabú en Borgo Panigale (Bolonia), la mítica central de Ducati. Un tema del que no se habla: el fracaso del bienio Valentino Rossi, el proyecto llamado a cerrar un círculo mágico, la moto italiana ganando en manos de uno de los grandes mitos del deporte mundial y el deportista más famoso del país transalpino.

La aventura terminó con el regreso en 2013 (casi con el rabo entre las piernas) de Rossi a Yamaha, después de dejar tras de sí una moto completamente cambiada (Ducati dejó su tradicional seña de identidad del chasis tubular por el extendido de doble viga) y provocando un cambio en la estructura técnica de la marca.

Al ingeniero Filippo Preziosi le sustituyó, con todo el poder sobre el proyecto MotoGP y coincidiendo con la compra de Ducati por Audi, Gigi Dall'Igna, con un gran prestigio en la competición de las dos ruedas tras su paso por el Grupo Piaggio, tanto en Derbi como en Aprilia. Dall'Igna reordenó el departamento de carreras y con el impulsivo y explosivo Andrea Iannone más el experimentado y con fama de gran desarrollador Andrea Dovizioso comenzó una carrera para conseguir una moto competitiva y más democrática que aquella que exprimió Casey Stoner para lograr el título de pilotos en el 2007. Y es que el australiano, ahora probador en Ducati, se mostró como el único capacitado para pelear con Honda y Yamaha con la moto italiana.

En ese sentido, el 2016 supuso un espaldarazo para Dall'Igna. Ducati brilló y logró dos victorias, la prueba esperada para corroborar que es una moto competitiva y que está en condiciones para pelear por el Mundial.

Ayer en Borgo Panigale, Ducati dio el pistoletazo de salida oficial a ese nuevo proyecto con el nuevo objetivo. Y con el arma que en la marca boloñesa esperan que ponga el resto: Jorge Lorenzo.

Con Dovizioso al otro lado del box, el mallorquín afronta el gran reto de su carrera deportiva, tras sus tres entorchados con Yamaha. Una nueva motivación que encara con la máxima de las ilusiones. «Tengo que admitir que estoy más nervioso ahora que en las carreras», explicó Lorenzo, ya vestido de rojo en una moto que este año incluye a la española SEAT como patrocinador. «Ayer fue un día muy especial porque todo el mundo me transmitió su entusiasmo, y eso es algo que solo puedes vivir en Ducati y con su gente».

La presentación de Bolonia ha sido también el primer acto en el que el piloto español ha podido hablar sobre sus sensaciones con su nueva moto, para la que Dall'Igna ha prometido muchos cambios desde el primer test en Sepang (Malasia) a finales de este enero hasta la primera carrera, muchos forzados por la prohibición de llevar alerones, un factor al que Ducati supo sacarle mucho provecho en el 2016.

«Las impresiones sobre la moto son muy positivas. Hasta ahora, en MotoGP siempre había trabajado con la misma marca. Al subirme a la Desmosedici me sorprendió su estabilidad. Todo el mundo hablaba de una moto muy nerviosa, pero no es así. Y su potencia es increíble».

Una buena señal para tratar de lograr un objetivo que nadie esconde. «No nos gustan las excusas, por eso fichamos a Lorenzo», ha afirmado con rotundidad Dall’Igna.

«Cuando has podido ser campeón, lo único que quieres es volver a serlo», afirmó Lorenzo, uno de los grandes atractivos de uno de los mundiales de MotoGP más interesantes que se recuerdan y al que Ducati llega, esta vez sí, con la intención de ganar.