Cuando durante un partido te da tiempo a tocar con el vecino de asiento tantos temas de actualidad que nada tienen que ver con el fútbol, es fácilmente imaginable el tostón que nos tragamos el domingo. Bien es cierto que esos partidos rocosos y espesos antes solían terminar en derrota. Y si hablamos del Alcorcón como rival, peor aún. Esas suertes también hay que cultivarlas. Sacar adelante partidos feos y trabados es un arte, Bordalás sería el artista de moda, y meter puntos a la saca es prioritario. 31 puntos permiten ver la segunda vuelta con serenidad gracias al buen colchón que existe sobre los de abajo.
Sin ofertas especiales, los 3.000 de siempre entumecidos por el frío volvimos a comprobar que los jugadores que marcan diferencias desequilibran partidos. La habilidad y rapidez de Alfonso Pedraza son un lujo que da puntos, tanto, que ha llamado la atención de otros equipos que nos quieren privar este año de poder paladear a pequeños tragos los desbordes y galopadas del andaluz. La dirección deportiva del club ha hecho diana con su cesión, a diferencia del desastre perpetrado el 31 de agosto. Con los dedos cruzados para que lo de Pita no sea mucho, y por muy complejo que sea este mercado, el tic tac del reloj sigue marcando la cuenta atrás para sumar incorporaciones. El desgaste de la carga de minutos que afecta a los dos timoneles del medio campo es difícilmente soportable a largo plazo, y más a su edad. El puesto de mediocentro debería ser reforzado con urgencia. Igual es cierto que el Lugo no ha tenido mucha suerte en los tramos finales de los partidos (aunque es seguro que a final de temporada el factor fortuna quede equilibrado, las gallinas que entran por las que salen) pero en cuanto a lesiones no hay queja. Algo de mérito habrá que darle al staff médico en cuanto a prevención, buena preparación física y trabajo complementario. Aun con todo, las tornas pueden cambiar y las rachas negativas y las contingencias aparecer. Cualquier colchón es poco en esta categoría.