Una cuestión de imagen

Juan J. Fernández EL DESMARQUE

DEPORTES

18 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una semana después de la inauguración del Mundial podemos afirmar que el planeta balonmano permanece inalterable a pesar de las infaustas reglas que algunos nos colaron sin un estudio y reflexión acorde a la seriedad del envite. Tiempo tendremos para analizarlas a lo largo de estos días, pero está claro que han modificado tanto el espíritu como el fondo del juego. Algo me dice que el estamento de los entrenadores poco o nada tiene que ver con ellas. Nadie las defiende y los jugadores no les encuentran justificación. Para arreglar la cutrez del peto o la camiseta recortada la que hemos armado. Hasta quien no le dedica nunca ni una línea o un fotograma a este deporte se lo está pasando en grande con el esperpento en la portería angoleña.

El Mundial sigue siendo cosa de europeos. Los cuatros grupos están liderados por los de costumbre, solo a la espera de los últimos partidos de la fase de grupos que les asegurarán unos octavos y cuartos más bondadosos. Ese es el caso también de los españoles. Macedonia no parece que vaya a ser un escollo difícil ya que su rendimiento defensivo y su portería no están a la altura de un Lazarov muy conocido por los nuestros. Su mala adaptación a la fase de juego bautizada como empty goal, es decir portería baleira de toda la vida, solo es comparada a la cabezonería de Lino Cervar por utilizarla. Harina de otro costal será la primera final, ya que así debe calificarse por su trascendencia, contra los eslovenos con el grandioso premio de no cruzarte con los caseros de este mundial hasta semifinales. 

De momento hemos hecho lo esperado ante rivales de medio pelo pero que suponen un plus de confianza y que dejan en el gran público un regusto a trabajo bien planificado y ejecutado. Se han apuntalado nuestros puntos fuertes para minimizar las carencias. Al sumatorio defensa-portería no podemos pedirles más con 21 goles en contra de media y debe ser la fase del juego que haga crecer el equipo y afiance la confianza del grupo. A partir de ahí aumentará el porcentaje de contraataque y la dependencia de Aguinagalde en el juego posicional no se volverá enfermiza y dañina para nuestros intereses. Los nuevos cumplen y la dirección técnica tiene poso y templanza, demostrando dominio tanto de las nuevas como de las viejas reglas.

Juan J. Fernández es profesor de la Facultade de Ciencias do Deporte (UDC)