Eugenia Gil descubre América

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

La atleta y árbitro de fútbol da un paso adelante en la universidad de Pittsburgh

05 ene 2017 . Actualizado a las 10:31 h.

Estados Unidos disfruta de uno de los talentos gallegos más notables del atletismo y del arbitraje futbolístico. Eugenia Gil (Mérida, 1996) comparte con los lectores de La Voz sus primeras experiencias en la Robert Morris University de Pittsburgh, a la que llegó con una beca completa de atletismo que, además, le permite practicar los dos deportes que articulan su vida. En la disciplina atlética (Eugenia es velocista), su universidad compite en la División 1 de la NCAA, la mejor Liga universitaria. Además, la gallega arbitra con frecuencia partidos de fútbol universitarios femeninos y masculinos.

La felicidad brota de sus palabras. «Han sido cuatro meses intensos de aprendizajes y experiencias, aunque todavía queda lo mejor», espeta. La universidad estadounidense le ha concedido tres años becados; dos para terminar la carrera y el último para realizar un máster, término que para Eugenia queda por el momento «en un segundo plano».

De la conjunción entre su vida académica (cursa Educación Primaria en España y Organizational and Leadership en Estados Unidos) y deportiva extrae la coruñesa lo positivo en una experiencia para la que se mentalizó especialmente. «Siempre me he considerado una persona de fácil adaptación y pensaba que no me iba a costar tanto, pero lo cierto es que tu cuerpo y tu mente no están acostumbrados a un cambio tan brusco», argumenta. «Estar fuera de tu zona de confort y empezar desde cero una nueva vida te hace ver la cosas desde otra perspectiva y replantearte nuevos objetivos. Lo que más me aporta es madurez», reflexiona.

Emigrar fue una decisión meditada durante meses y motivada por «cambiar de aires y experimentar nuevas oportunidades». «Realmente, en ese momento, no era consciente de lo que quería o a lo que venía. Ahora mis objetivos, tanto a corto como a largo plazo, han cambiado por completo. Me he dado cuenta de que debemos hacer lo que nos apasiona y nos hace feliz en la vida», se sincera.

Ante la creciente emigración deportivo-académica, Eugenia Gil considera: «Cada uno de nosotros somos un ejemplo para los que tienen dudas. Yo decidí sumarme a esta experiencia gracias a atletas como Carmela Cardama, Claudia Rojo o Ero Doce». 

El carácter extrovertido de Eugenia Gil topó con la introversión de Pittsburgh (la ciudad del acero), donde «la gente es más cerrada e independiente, necesita su espacio», según explica. «Hasta que no te conocen y no comprenden tu cultura les cuesta abrirse, empezando por el saludo. Me he ido acostumbrando», relata. «Lo que peor llevo son las horas de entrenamiento y comida. Nos levantamos cuatro días a la semana a las seis de la mañana para entrenar. Ha sido drástico, pero aprendí a valorar el tiempo y a ser más organizada», explica. «Hacen muchas comidas al día en horarios desorganizados y comen muchos snacks. Lo que más echo en falta, nuestros productos del mar», describe.  

Pittsburgh resuena sus Steelers (fútbol americano) y sus Penguins (hockey sobre hielo). En ese escenario, Eugenia Gil insiste: «Soy feliz habiendo tomado esta decisión. Animo a los que duden para que sean valientes y crucen el charco en busca de sus sueños, porque realmente vale la pena».