Remando a ritmo de récord mundial

DEPORTES

Oscar Vazquez

Damián Alonso y André Carvalho, del Remo Tui, rebajan en doce minutos el registro de 100km

05 dic 2016 . Actualizado a las 08:53 h.

Acostumbran a remar 1.000 metros en unos quince segundos. Pero el guardés Damián Alonso y su compañero luso del Remo Tui André Carvalho decidieron retarse a sí mismos multiplicando la exigencia, la distancia y el tiempo de esfuerzo en busca del récord del mundo de 100 kilómetros de remoergómetro. Tan en serio se lo tomaron que lo rebajaron en doce minutos (5.56.57).

A ambos les gustan los desafíos y están habituados a buscar iniciativas orientadas a llamar la atención y conseguir financiación para acudir a las competiciones internacionales. «En la última Copa del Mundo, entrenando, se me acercó un chico y me dijo que me había quedado cerca del récord del mundo», señala Alonso. No sabía muy bien de qué le hablaba, pero sintió curiosidad. «Me puse a mirar distancias y pensé que estaría bien intentar un récord para dar visibilidad a este deporte. Con una distancia larga se vería más, así que faltaba buscar un loco que me acompañara y que fue André».

Para los dos era algo completamente nuevo. Por mucho que intentaran prepararse, la reacción de sus cuerpos en el momento de la verdad era un interrogante. «Sabíamos que el récord lo tenían unos italianos, pero no hablamos con nadie para pedir consejo y no teníamos referencias. Nos limitamos a entrenar y planearlo todo como pensábamos que saldría mejor».

Para que el récord fuera válido tenían que repartirse la distancia de manera equitativa -ninguno podía superar el 60 % del recorrido-, así que lo primero era establecer el ritmo y los cambios, algo que quedaba a su elección. Se relevaron cada tres minutos. «En ese tiempo no llegas a agotar la musculatura y aunque al inicio podrías aguantar mucho más, era la mejor manera de dosificar fuerzas». Para compensar los segundos perdidos en el cambio, ambos pedaleaban con mayor intensidad en los primeros y en los últimos instantes de cada turno. «Si hubiéramos hecho diez, las primeras series las llevaríamos bien, pero al descansar ese tiempo el cuerpo se enfría y cuesta demasiado arrancar de nuevo», analiza Alonso.

Por el contrario, el trabajo del fisio que les acompañaba sí se complicaba. «Tres minutos de descanso se hacían cortos para trabajar en soltarnos las piernas o la espalda, pero lo solventamos bien», celebra. Mentalmente, no tuvieron problemas. «No nos agobiaban los relevos, era la manera de estar atentos, en tensión, pero llevándolo bien en todo momento». Les costó más en lo físico, «coger la remada».

Con su récord en la mano planean «llamar a todas las puertas» para conseguir patrocinios. Para ellos y para que los remeros discapacitados del San Xerome puedan cumplir el sueño de competir a nivel internacional.

Un plato de espaguetis como desayuno y «gasolina» constantemente

Damián Alonso desayunó el día de la prueba «un buen plato de espaguetis» partiendo de la base de que un esfuerzo como el que estaba a punto de realizar necesitaba de muchos hidratos de carbono. «Ante una prueba normal almorzamos como cualquier otro día. Son intensas pero mucho más cortas, y tomar un plato de comida, aparte de no tener efecto, te puede incluso sentar mal», subraya.

Durante la prueba recurrieron a batidos, geles y barritas energéticas. «Estábamos haciendo continuamente un gasto de energía pero también metiendo gasolina al cuerpo sin parar. Desayuné a las 8.00 y acabamos la prueba a las 18.00 sin ninguna sensación de hambre. Nos alimentamos en todo momento».