La verdad puede ser relativa, pero la única verdad se llama Iniesta

Rubén de la Barrera

DEPORTES

04 dic 2016 . Actualizado a las 11:39 h.

Lo que distingue al Barça actual del que fundó Guardiola es la intencionalidad en cada una de sus conductas. Este Barcelona es cada vez menos aquel equipo debido a la presencia de sus tres jugadores de ataque, Messi, Neymar y Luis Suárez, que condicionan todo el ciclo de su juego. Y el Madrid, por el contrario, podría ser referente para dominar desde la posesión, pero donde expresa mejor su potencial es cuando cede la iniciativa. Estas dos naturalezas, cambiadas antes de que ocurriese la sustitución de Isco y el ingreso en el campo de Iniesta, más allá de situaciones bien construidas de gol, conferían al partido la sensación de que el Madrid estaba más cerca del resultado que el Barça. Pero, insisto, la entrada de Iniesta lo modificó todo.

El centrocampista amplió las posibilidades de todos sus compañeros desde el juego. Cuando parecía que el Barça iba a ganar, empató el Madrid en una de las únicas circunstancias lógicas que le quedaban, una situación a balón parado, porque todos los que le daban iniciativa en el ataque, como Isco, ya no estaban en el campo.

El Barcelona hizo lo más complicado, que es adelantarse en el marcador, y el Madrid empató de una de las pocas maneras que le quedaban.

Creo que hasta que salió Iniesta el partido estaba para que se adelantase el Madrid, era un partido de futbolistas y los mejores eran los del Madrid. Varane, Modric, Kovacic e Isco se estaban beneficiando de lo que estaba ocurriendo en el campo, pero Iniesta fue capaz de cambiarlo todo con su entrada y alumbrar un partido de equipos.

La celebración final del Madrid se debió a que sintió que tenía el encuentro perdido, pero el empate final le permite mantener la ventaja de seis puntos. Eso supuso todo un triunfo dentro del partido que se disputó en los minutos finales.