El virus de Messi

P. Ríos / Colpisa

DEPORTES

ANDREU DALMAU | Efe

El argentino se recupera de su indisposición y apunta a Glasgow, después de que su baja ante el Málaga evidenciase los problemas del banquillo del Barça

21 nov 2016 . Actualizado a las 17:42 h.

Leo Messi ya se ha entrenado este lunes con sus compañeros tras superar el virus que le impidió jugar el sábado ante el Málaga, una ausencia que el Barça volvió a acusar de tal forma que no pasó del 0-0 ante los andaluces. El equipo de Luis Enrique ya está a cuatro puntos del Real Madrid en la Liga y el panorama asusta a los más pesimistas, con dos partidos a la vista que en el peor de los casos le podría dejar a 10 puntos del líder, prácticamente con el título imposible ya en diciembre: la visita a la Real Sociedad, que le tiene tomada la medida en Anoeta desde hace años, y el clásico en el Camp Nou, donde el equipo blanco ganó en Liga a finales de la pasada temporada.

Para intentar recuperar el ánimo y la consistencia, el Barça se enfrenta antes al Celtic en Glasgow este miércoles en la quinta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones con el objetivo de atar la clasificación para los octavos de final, a ser posible con el primer puesto matemático, aunque incluso ganando ello dependerá del Borussia Mönchengladbach-Manchester City. En Escocia, además de Messi (afectado por vómitos y mareos pero recuperado tras la jornada de descanso del lunes ) volverá Luis Suárez, que fue baja el sábado por sanción.

Una vez más ha quedado clara la dependencia del conjunto azulgrana de su tridente por encima de otras rotaciones, tácticas o estados de ánimo. Y eso deja en mal lugar a Luis Enrique, alabado con razón en las dos últimas temporadas por evolucionar un estilo de toque previsible hacia un concepto más directo sin menospreciar la posesión, pero atascado ahora ante defensas de cinco que cierran todos los huecos. Así han puntuado el Alavés (1-2) y el Málaga (0-0) en el Camp Nou, donde el Granada, también con ese sistema, rozó la gesta (1-0). La reincidencia en el error evidencia que el problema existe.

Las tarjetas, las enfermedades y las lesiones pueden afectar a Messi, Luis Suárez y Neymar en cualquier momento, pero no hay alternativas en el banquillo, ni ideas para ganar los partidos sin ellos. Recurrir a Piqué de delantero centro, aunque ante el Málaga marcó un gol legal que no debió ser anulado y fue objeto de un claro penalti, no debe ser la solución. Centrar más de 50 balones al área es algo propio de otros tiempos sin ideas, especialmente si el destinatario es Paco Alcácer, absolutamente deprimido futbolísticamente y sin ningún tipo de química con el juego del equipo. Tiene actitud y le falta fortuna en el remate, pero eso no compensa que no intervenga para nada en el juego, con fases de más 20 minutos sin tocar el balón: y si no baja a recibir en ocasiones, no se abren huecos puntuales por dentro a los interiores y se pierde la capacidad de sorprender.

ALBERT GEA | Reuters

Curiosamente, este lunes se ha cumplido un año del 0-4 en el Bernabéu que lanzó al Barça hacia el último título de Liga y le dio fuerza para conquistar el Mundial de clubes. Entonces la superioridad azulgrana era absoluta y todo el mundo le veía campeón de todas las competiciones. Sin embargo, un bajón final le dejó sin Liga de Campeones y comprometió la Liga y la Copa, ganadas por los pelos, en el último partido y en la prórroga, respectivamente. Ahora el proceso es el inverso: el equipo azulgrana no tiene regularidad y muestra carencias, pero quién sabe si será capaz de protagonizar unos grandes meses finales que permitan aspirar a todo. Eso sí, si la distancia con el Madrid es de 10 puntos, quizás ya sea tarde para ganar la Liga.