La igualdad imprime presión al duelo mundial entre Carlsen y Kariakin

Dagobert Kohlmeyer

DEPORTES

JUSTIN LANE efe

El ruso tomó incluso la iniciativa y estuvo cerca de la victoria pero no encontró el movimiento justo para rematar la partida

20 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El campeón del mundo, Magnus Carlsen, está teniendo más dificultades de las esperadas ante el aspirante al trono, Serguei Kariakin, algo que los fans del ajedrez celebran al poder asistir a un duelo por el título mundial que sube en emoción cuando se adentra en su segunda mitad.

Carlsen, de 25 años, tiene delante a un rival más duro de lo que fue el indio Viswanathan Anand en sus anteriores desafíos. Disputadas seis de las 12 partidas a las que está programado el Mundial, nadie ha conseguido romper las tablas y el resultado es 3-3.

El ruso, nacido como ucraniano en Crimea y que apenas es unos pocos meses mayor que su rival, mostró en la tercera y cuarta partida una increíble capacidad defensiva. En los maratonianos enfrentamientos, que duraron muchas horas, Carlsen no pudo convertir su ventaja posicional en victorias.

En la quinta cita, el ruso tomó incluso la iniciativa y estuvo cerca de la victoria. Sin embargo no encontró el movimiento justo para rematar la partida.

Será interesante ver cómo Carlsen, un jugador acostumbrado al triunfo, reacciona si se pone por detrás en el marcador. Podría ser en la séptima partida, pues Kariakin tendrá la ventaja hoy, tras el día de descanso de ayer, de jugar de nuevo con blancas.

Se proclamará campeón, y se quedará por tanto con el 60 por ciento de los 1,1 millones de dólares con los que está dotado el duelo, el primero que logre 6,5 puntos.

El favorito prometió antes del comienzo del duelo un buen espectáculo, pero hasta ahora no se mostró satisfecho con su juego. Carlsen admitió haber jugado de forma desordenada en dos partidas y no haber aprovechado sus oportunidades. «Este no es el nivel al que quiero estar», dijo.

Carlsen parece cansado y no dudó en tumbarse en su sala de descanso mientras Kariakin pensaba su jugada frente al tablero.