Támara siente la llamada del océano

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CAPOTILLO

La pontevedresa, ilusionada con la opción de ser la primera española en la vuelta al mundo con escalas

01 nov 2016 . Actualizado a las 12:18 h.

Desde hace meses, mucho antes de emprender el último viaje a Río, Támara Echegoyen escucha la llamada del océano. Campeona Mundial de 49erFX, oro en Elliott 6m en Londres y una de las regatistas olímpicas más respetadas, medita un giro a su carrera. Un viaje que podría traducirse en una prueba con once puertos, diez etapas, 83.000 kilómetros de distancia y el reto de convertirse en la primera española en la Volvo Ocean Race. Uno de los desafíos más extremos para un regatista. Tras el cuarto puesto de Brasil, la idea vuelve ahora con fuerza sobre su mesa. Y admite su ilusión con tanta naturalidad como prudencia, después del cambio de normativa, que incentiva la presencia de mujeres en las tripulaciones de la edición que arranca en Alicante a finales del 2017. «Con las nuevas reglas se abre una puerta no solo para mí, sino para cualquier mujer. Y la Volvo está en mi cabeza, pero no solo depende de mí. Yo ya le dije a quien tenía que decírselo que estoy interesada en probar para ver si tengo las habilidades para hacer una vuelta al mundo y sumar dentro del barco. Ahora hay que esperar a que se hagan los equipos», avanza sin cerrarse ninguna puerta. «¡Claro que me encantaría estar en una prueba tan importante! Por ahora es una ilusión», matiza.

Cambios en diferentes etapas

La organización permite diferentes tripulaciones -siete hombres; siete hombres y una o dos mujeres; cinco hombres y cinco mujeres...-. Y la configuración del barco también se pueden cambiar de una etapa a otra. En la salida de Alicante estará el próximo año el Mapfre, que tuvo a Pedro Campos como director general en la última edición. Y Echegoyen abandona por un momento su sonrisa para evitar cualquier comentario sobre un posible contacto con el equipo.

Y explica la idea que sopesaba ya antes de su cuarto puesto en los Juegos de Río. «Llevo muchos años en la vela olímpica y ya tengo mucha experiencia, también en la toma de decisiones. La vuelta al mundo no tiene nada que ver, pero me gustan los retos tan difíciles que te hacen seguir mejorando. Afrontar lo desconocido, ponerte a prueba y empezar, no de cero, pero sí en algo nuevo es muy motivante para continuar aprendiendo».

Musculación y constitución

La flota de la Volvo triplicará ahora la distancia por el océano Antártico, el más tormentoso del globo. Para un proyecto tan absorbente, con etapas de más de 20 días en alta mar, el evento deportivo más largo del mundo, Echegoyen bromea sobre su primer punto a favor: «No me importa estar mojada 24 horas al día (ríe). En realidad, no tengo tanta experiencia en este tipo de barcos como para saber cuáles son mis puntos fuertes». A sus 32 años, su constitución fuerte le puede ir bien en un barco tan exigente como el de la Volvo. «Probablemente mis características me ayuden ahí más que a otras regatistas, pero no es eso lo más importante. Y mi condición física tendría que cambiar y muscularme mucho más», añade después de afrontar en los últimos ciclos olímpicos cambios de peso para calibrar el rendimiento óptimo de su barco: con más kilos en Londres y menos en Río.

Tokio, una opción abierta

Echegoyen se operó de una fractura en el quinto metatarsiano del pie, en la inserción del tendón flexor, poco después de volver de Río. Todavía siente dolor. Anunciará su proyecto para los próximos años dentro de unas semanas. La Volvo, el circuito profesional de match race y los Juegos de Tokio eran sus opciones antes de viajar a Brasil. Y aunque su proceso de clasificación para Japón se complicaría si se involucrase en la vuelta al mundo, que se disputa de octubre del 2017 a junio del 2018, evita descartar ninguna posibilidad. «En mis planes también figura la campaña de Tokio. No hay un plan de trabajo ni fechas ni nada. Hay que esperar», zanja.

No repasó aún el vídeo de la final de Río, una prueba que le dejó un «dolor agradable»

El 49erFX de Támara Echegoyen y Berta Betanzos y otros tres barcos llegaron a la medal race de Río con el mismo 25 % de posibilidades de podio. Pero la última manga dejó sin medalla al barco español. La pontevedresa aún no ha visto la manga en vídeo. «Ya será el momento de analizarla como una regata más de estos tres años y medio, como hice en Londres [donde ganó el oro]. Hay que repasar los errores para aprender de todo y ser mejor regatista», razona.

Con todas esas sensaciones, y después de considerar los Juegos de Río como una «experiencia inolvidable», piensa un titular que los resuma: «Aunque el resultado fue doloroso, fue un dolor agradable, el de haber perdido una oportunidad de medalla».

Al regreso de Río, superada su operación en el quinto metatarsiano del pie, Echegoyen volvió a competir en «regatas totalmente diferentes a las habituales». Primero en Sanxenxo en J70: «El recibimiento de los regatistas gallegos y españoles, porque allí estaba todo el mundo, fue exquisito. No valoran las medallas, sino la calidad del deportista». También disputó en Baiona el Campeonato de España de la modalidad de surf SUP (stand up paddleboard) y Les Voiles de Saint Tropez, una cita «de barcos clásicos y grandes» junto a su amigo Pablo Iglesias. «Otra forma de aprender cosas», resume al tiempo que intenta olvidar la ligera molestia del pie, un dolor lógico que va remitiendo, el recordatorio de su paso por quirófano a finales de agosto. Todavía con molestias ya entrena. A la espera de aclarar el siguiente reto.