Amare Stoudemire, de los focos de la NBA al retiro espiritual en Israel

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THOMAS COEX | Afp

La otrora estrella de la mejor liga del planeta apurar sus últimos años de baloncesto en el Hapoel Tel Aviv

13 oct 2016 . Actualizado a las 18:11 h.

Para la antigua estrella de la NBA Amare Stoudemire, sentado al borde de la cancha, la temporada de baloncestol que comienza en Israel se anuncia muy diferente a las que ha conocido: Lejos de los focos, pero más cerca de su trayectoria personal y su lado espiritual.

Stoudemire, antiguo pívot de Phoenix Suns y New York Knicks, inicia a los 33 años una nueva carrera en Jerusalén, con el Hapoel, uno de los dos grandes clubes del país junto con el Maccabi Tel-Aviv. Aunque el baloncesto es el segundo deporte en Israel por detrás del fútbol, existe una gran diferencia entre el fervor religioso de Jerusalén y las luces de Nueva York. Cuando Stoudemire llegó a los Knicks en 2010, un panel publicitario celebró su fichaje en Times Square. Ahora el jugador está contento por haber encontrado la calma y un vínculo espiritual después de una vida con sobresaltos.

Una cuestión de fe 

«No tengo ningún lamento», señala el gigante estadounidense (2,11 metros) durante un entrenamiento, en la víspera de su primer partido con el Hapoel el pasado fin de semana. Stoudemire, que disputó seis veces el partido All-Star de la NBA y es conocido por la potencia de sus mates, anunció en julio que dejaba la competición tras 14 temporadas para jugar en Jerusalén. Es el baloncestista más célebre en disputar el campeonato israelí. Además de un reto deportivo, para él se trata de una cuestión de fe.

En Nueva York el jugador se convirtió al judaísmo y ha intentado obtener la nacionalidad israelí, señala su agente Happy Walters. Recientemente se ha presentado como un miembro de los Hebreos negros, afroamericanos que consideran que los israelíes del Antiguo Testamento eran negros y que los negros de hoy son sus descendentes.

RONEN ZVULUN | Reuters

La víspera de su primer partido del campeonato con el Hapoel muestra su emoción. «No sé muy bien lo que voy a sentir. Jugar por la primera vez en Jerusalén será una sensación que no había experimentado antes», señala el coloso, que luce un tatuaje de una estrella de David y la inscripción «Jesús Negro».

Orígenes humildes 

Stoudemire nació en una humilde familia de Florida y perdió a su padre cuando tenía 12 años. Su madre ha estado en prisión y su hermano falleció en un accidente de coche en 2012. No comenzó en el básquetbol hasta los 14 años. En 2002 llegó a la NBA directamente desde el instituto, sin pasar por la universidad. Con los Phoenix Suns recibió el título de rookie del año, al mejor debutante de la liga.

Las lesiones en las rodillas complicaron después su carrera. Primero en Phoenix, luego en New York y finalmente en Dallas Mavericks y Miami Heat. «Estoy orgulloso de haber dado a mi familia una vida que jamás habría tenido sin este juego magnífico que es el basket», señala. Su mujer y sus cuatro hijos también viven ahora en Jerusalén.

Un día después de la entrevista, un clamor saludó la aparición de Stoudemire en el pabellón de 11.600 espectadores, con tres cuartos de entrada, donde el Hapoel inició su temporada frente al Bnei Herzliya. Stoudemire, trenzas en el cabello y con sus gafas características, disputó casi todo el partido, disparando la euforia de los hinchas cada vez que taponaba un tiro. Sólo fue capaz de lograr tres puntos, todos desde el tiro libre. El Hapoel ganó por 20 puntos. Stoudemire, un poco frustrado a título personal, destaca el triunfo y subraya la necesidad de aprender a jugar juntos. «Irá bien», vaticina el gigante de Florida.