El primer fichaje del Liceo cumple 40

DEPORTES

Gil levanta la primera Liga del Liceo
Gil levanta la primera Liga del Liceo

En septiembre hizo cuatro decenios desde que Carlos Gil aterrizó en Galicia como jugador

11 oct 2016 . Actualizado a las 11:01 h.

Si veinte años no eran nada para Carlos Gardel, cuarenta son toda una vida para otro argentino, Carlos Gil Seijo (Buenos Aires, 1951). Hace unos días se cumplieron cuatro décadas desde que el actual entrenador del Hockey Club Liceo se enroló en lo que entonces muchos calificaron de locura. Transcurría el mes de septiembre de 1976 y se encontraba en Oviedo disputando el Mundial con la selección de su país (Argentina fue subcampeona) cuando recibió la visita de varios emisarios del Liceo que querían ficharlo. Y con solo 25 años dejó, sin saberlo, firmados los siguientes cuarenta años de su vida.

Desde entonces vive en A Coruña, en donde ha conseguido labrarse un palmarés en el que figuran 21 títulos nacionales e internacionales, tres de ellos como jugador, uno como técnico del Dominicos (la Copa de 1984) y el resto como entrenador del Liceo. Es en esta faceta en la que más ha destacado y la que le abrió las puertas tanto de la selección de su país como del mejor equipo del mundo, el Barcelona. Un umbral que nunca llegó a traspasar por un motivo muy claro: su trabajo.

Liceo Texman, que ascendió a División de Honor.
Liceo Texman, que ascendió a División de Honor.

«Siempre antepuse mi profesión al hockey. Aunque lo he llevado con la máxima seriedad que existe, para mí esto siempre ha sido una afición, en el buen sentido del término. Tenía y tengo claro que del hockey no se puede vivir toda la vida y siempre lo compaginé con mi labor profesional. Por este motivo, dije que no al Barça y a la selección y por eso en su día firmé por el Liceo, porque aquí se me permitía compaginar trabajo (había estudiado electrónica y computación científica) y deporte», explica el técnico. 

Llegó en Segunda División

Carlos Gil llegaba a A Coruña para convertirse en el primer fichaje en la historia de un equipo que disputaba la segunda categoría del hockey rodado nacional. «Si no hubiera tenido la oportunidad de trabajar en el colegio, no habría firmado», admite. No imaginaba que con él llegarían años después los éxitos.

Desde entonces compartió vestuario, primero como compañero y luego como entrenador, con alguno de los mejores jugadores del mundo. Alejandro Avecilla, a quién llamaba «Merlín, porque era como el mago, siempre te sorprendía con algo» y a quien considera «uno de los tres o cuatro mejores españoles de la historia»; Daniel Martinazzo, «un referente, la constancia, un hombre que cuando estaba bien te podía marcar seis goles, pero cuando estaba mal te hacía cinco»; o Facundo Salinas, «ese jugador al que como entrenador siempre quieres en tu equipo». Pero, sin duda, de todos, se queda con Mario Agüero: «El más completo que yo he conocido», subraya. 

PACO RODRÍGUEZ

Dominicos y Vigo Stick

Ahora, con 65 años, Carlos Gil mantiene una pasión que quiere seguir disfrutando «hasta que el cuerpo aguante» y, a ser posible, en el Liceo, el club de su vida. Aunque no ha sido el único desde que llegó. Fue durante algunas campañas entrenador de un Dominicos de ensueño al que hizo campeón de Copa y estuvo enrolado en las filas del Vigo Stick, coincidiendo con su etapa profesional en la capital olívica. Fueron etapas de descanso en un club verdiblanco en el que fue jugador, director deportivo, entrenador y, siempre, aficionado, porque como afirma, «ser del Liceo es algo que no se elige, se le mete a uno dentro una vez que te empapas de este club», explica mientras, con su siempre inagotable conversación, recuerda los momentos que marcaron su vida en una ciudad, A Coruña, que después de tanto tiempo ya es la primera casa de un zorro plateado cuya sabiduría permite que el Liceo sobreviva a las adversidades y siga siendo campeón.

Sus 10 momentos

Muchas son las gestas, pero Gil se queda con diez momentos de su etapa blanquiazul. 

1. Llegada (1976). «Vine porque me ofrecían trabajo, pero con la intención de rodarme un poco profesionalmente mientras jugaba. No imaginaba ni que llegaríamos tan lejos, ni que estaría tanto tiempo». 

2. Ascenso (1979). «Fue algo especial, porque éramos un grupo de amigos que hacíamos historia». 

3. La primera Liga (1983). «Increíble. Recuerdo que Juan Carlos Rodríguez Cebrián me mandó un telegrama muy cariñoso y simpático que decía: ‘Sigo pensando que estabas loco, pero también que tienes suerte’. Eso viene de cuando fiché, que me había dicho que estaba loco por venirme al Liceo». 

4. Retirada (1983). «Estaba centrado en el trabajo y me resultaba muy difícil compaginar ambas cosas». 

5. Dominicos (1988-1990). «Era un proyecto ilusionante con chavales que luego hicieron carrera y disfrutamos mucho». 

6. Regreso como entrenador (1993). «Tras el adiós de Caixa Galicia, llegó un momento de empezar de nuevo en el Liceo y confiaron en mí para este proyecto. Lo acepté con agrado y reenganchamos a la gente a ir al Palacio». 

7. Copa de Europa (2003). «Celebrar una final a cuatro como esa en el Palacio y volver a ganar esta competición once años después fue algo inenarrable». 

8. Última Liga (2013). «Veinte años llevaba el Liceo sin conseguir esta competición. Yo había logrado la primera y hasta ahora disfruto de la última. Todo un honor». 

9. Supercopa (2016). «Después de tantos títulos conquistados, al Liceo le faltaba este torneo de forma incomprensible. No es el más importante, pero nos hizo ilusión por eso, porque era el que faltaba». 

10. Adiós. «No sé cuando llegará, pero lógicamente cada vez queda menos. Sin embargo, me siento con ganas y sigo disfrutando».