Esa maldita tendencia al desorden

José M. Fernández PUNTO Y COMA

DEPORTES

26 sep 2016 . Actualizado a las 15:09 h.

Resulta tan sencillo y tentador señalar a un responsable de la derrota del Dépor en el Calderón que casi sonrojaría no hacerlo. Fácil. El equipo coruñés estaba realizando probablemente el partido más redondo desde el inicio de la Liga, con un plan tan bien trabajado que aguantó sin demasiados apuros durante el primer tiempo al Atlético, e incluso pudo hacerle daño en más de una ocasión. Pero de nuevo, como el jueves pasado, en apenas seis minutos, el tiempo que transcurrió entre la primera y la segunda tarjeta a Fayçal, se esfumaron las esperanzas blanquiazules.

El francomarroquí, un todoterreno más dotado para el esfuerzo que para la lírica, ejerció los primeros partidos de enganche: una encomiable generosidad física y muchos kilómetro recorridos, pero de cuestionables resultados cuando de darle cierto criterio al juego ofensivo se trata. Fayçal, del que aseguran que es uno de los jugadores que más agradan a Garitano, es una especie de esforzado cuyas virtudes se acercan más a las de un todocampista con tendencia al desorden, pero también con cierta pegada, algo que esta campaña aún no ha exhibido. Fruto quizá de ese desorden nacieron las dos entradas a destiempo, un par de excesos que no venían a cuento y claramente eludibles. Fayçal perdió la titularidad el jueves con un Çolak que ayer volvió a acumular galones y a mostrar que encarna virtudes que acompañan a muy pocos futbolistas.

La expulsión aclaró el camino al Atlético. Inclinó definitivamente en campo hacia la portería de Lux, algo previsible y para lo que el Dépor se había preparado, aunque lo que no estaba previsto era hacerlo con un hombre menos.