El riesgo de los Brownlee y un agravio con los demás

Susana Rgz. Gacio DESDE EL PONTÓN

DEPORTES

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Víctor Ruíz | EFE

Dos hermanos, dos ingleses, dos medallistas olímpicos... No son otros que los hermanos Brownlee. Triatletas a los que mucha gente admira y entre la cual me incluyo. Tienen una calidad impresionante, una entrega máxima y cada carrera con su presencia supone espectáculo. Espectáculo del bueno, como algunas carreras como las Series Mundiales de Leeds este año o el Mundial de Londres del 2013 en el que Javi Gómez Noya consiguió la victoria y muchas otras cosas o espectáculo del eque en mi opinión nunca deberían enseñar al mundo.

El domingo pasado en Cozumen Jonathan Brownlee avanzaba directo hacia el título bajo un calor asfixiante, seguido por su hermano mayor cuando a unos metros de la línea de meta empezó a desfallecer. Se apoyó en un oficial, siguió tambaleándose y llegó a la meta apoyado en su hermano, Alistair, y siendo literalmente lanzado por este al suelo para cruzar la línea cuanto antes.

Si yo encontrase en tal estado de salud a cualquier persona, no solo compitiendo, sino en cualquier situación de la vida cotidiana, trataría de ayudarla, darle un apoyo, llamar al 112... Pero nunca le permitiría seguir poniendo en riesgo incluso su vida. 

Motivo de descalificación

La ayuda externa es motivo de descalificación en triatlón, al llegar a la meta con ayuda sin ser por tu propio es fuerzo no es competir más, sino querer triunfar a cualquier precio.

Con su comportamiento, los hermanos Brownlee alteraron el resultado de una gran final del Mundial y mostraron una imagen que, más que épica y bonita, creo que nunca debería aparecer como muestra de lo que es el deporte.

¿Qué pasaría si esos dos deportistas no fuesen los hermanos Brownlee? El reglamento está para cumplirlo siempre, los oficiales para trabajar «de oficio» y no deberíamos esperar siempre las protestas y reclamaciones que nunca son agradables para nadie.

El año pasado en una Copa del Mundo me caí en la bici; mi guía trató de ayudarme a levatnar cuando un oficial dijo «no la ayude o será descalificada»; este año en los Paralímpicos de Río una deportista americana llegaba cuarta tras caerse dos veces por calambres y ser ayudada por su guía a levantarse y avanzar. La salud y el cumplimiento de las reglas deberían estar por encima de todo lo demás para que el deporte siga siendo eso, deporte limpio.