A Nadal le asiste la razón y la ética

A. Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

JAVIER SORIANO | AFP

Tanto Bernardes como el responsable de la ITF debieron dar explicaciones por los 12 minutos de Nishikori

17 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No acostumbra a montar escándalos. Rafa Nadal es de los tenistas más respetuosos tanto dentro como fuera de la pista. Pero en el partido decisivo por el bronce en Río de Janeiro no pudo reprimirse. Además, le tocó de juez de silla Carlos Bernardes, con una gran consideración dentro del circuito, el brasileño protagonizó varios incidentes con el español. Cuando había logrado remontar de forma milagrosa un partido que ya se le escurría entre los dedos en el segundo set -perdía 5-2 y acabó ganando 6-7-, Nishikori decidió parar el ritmo del balear. Se marchó a los vestuarios y tardó en regresar 12 largos minutos.

Entonces Nadal pidió explicaciones a Bernardes -del que llegó a solicitar que no le arbitrase nunca más- e incluso terminó llamando al supervisor del torneo de la Federación Internacional de Tenis (ITF) para que le dijesen los motivos de una ausencia tan prolongada. Ninguno de los dos le dieron ni un sólo razonamiento en este sentido. «Él sabe que esto no es legal», soltó Nadal mientras se desquiciaba esperando al japonés.

A nadie del mundo del tenis le cabe ninguna duda de que Nishikori pidió hacer una visita al baño para frenar el partido, para contener los nervios que se habían apoderado de él justo en el instante que estaba a punto de clausurar su ascenso al podio. Desde el punto de vista moral, la reacción de Nadal está más que justificada. De hecho, el público también lo entendió de ese modo y cuando fue a saludar a las gradas, tras vencer en el tercer set, recibió el abucheo de los aficionados congregados en ese punto del Parque Olímpico. Pocos entendieron la actitud de Nishikori en unos Juegos, justo donde debía relucir el espíritu de compañerismo y juego limpio.

Pero también desde el punto normativo, Nadal mereció que Bernardes y el supervisor no sólo le comentasen lo que estaba ocurriendo, sino que tratasen de apremiar a Nishikori para que volviese a la pista. En el punto 29 del reglamento de la ITF se establece que «como principio, el juego debe ser continuo desde que el partido comienza hasta que el encuentro concluye». Y después se detallan los límites de tiempo de las interrupciones, entre las que destaca que al término del segundo set, en circunstancias excepcionales y con un anuncio previo a los dos jugadores, se podría establecer un descanso de diez minutos. Dos menos de los que empleó Nishikori.

El japonés, sin embargo, se soldó a la petición de permiso para ir al baño, sobre la que no hay una limitación temporal. Aunque 12 minutos resulta algo insólito y, desde luego, poco creíble.