El paísdomina disciplinas que no son tan mediáticas como las que tienen su sede en el estadio olímpico
25 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.No se esforzaron en disimularlo. Era una buena noticia. Rusia estaba satisfecha con la decisión del COI. Con el fallo del TAS a favor de la IAAF, se vieron contra las cuerdas. El programa olímpico se quedaba sin caja de resonancia, muchos rublos sin retorno hacia la bandera. «La decisión tomada por el COI es objetiva y se adapta al interés del mundo del deporte y a la unidad de la familia olímpica», indicó ayer el ministro de Deportes, Vitali Mutko, quien también aseguró estar «totalmente convencido de que la mayoría del equipo nacional ruso cumplirá con los criterios exigidos por el COI a cada deportista ruso para poder estar entre el 5 y el 21 de agosto en Río.
En el otro lado de la balanza, la IAAF y su presidente Sebastian Coe. Teme quedarse sólo en esa prohibición total, en la que algunos ven trazas de ser una maniobra para reafirmarse en el cargo, después de que el fantasma de la corrupción lo tocase de pleno por su vinculación profesional con una marca deportiva. Quizás, por ese motivo, la IAAF se apresuró ayer a ofrecer su asesoramiento al resto de federaciones para evaluar si los deportistas rusos cumplen los criterios o no.
Pese a que el atletismo representó 18 medallas de las 82 que consiguió Rusia en los Juegos de Londres, en la que terminó en la cuarta posición del medallero, si el equipo olímpico ruso repitiese en Río resultados similares a los de hace cuatro años en la capital británica, todavía sería una auténtica potencia. De hecho, ni siquiera perdería un puesto en el medallero. Porque Rusia domina disciplinas que no son tan mediáticas como las que tienen su sede en el estadio olímpico, pero que le reportan un buen número de metales. En la lucha, por ejemplo, su tiranía no tiene discusión. En Londres se embuchó 11 medallas y en gimnasia artística, otras ocho. Todo hace indicar que superarán el medio centenar de podios. Que no es poca cosa.