Dustin Johnson reclama su grandeza

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Rob Carr | AFP

Hundido al final del anterior US Open, el norteamericano vence tras una remontada bajo presión

20 jun 2016 . Actualizado a las 09:15 h.

Las reglas del golf, un juego condicionado por mil y una situaciones diferentes, funcionan como un arcano para los no iniciados. Y las interpretaciones de las normas, que se actualizan y publican cada cierto tiempo, se le escapan hasta a los profesionales, que durante sus partidos consultan con frecuencia con los árbitros. Pero una decisión tiñó ayer de sombras el desenlace del US Open de Oakmont. En el quinto green, la bola se movió ligeramente cuando Dustin Johnson se disponía a patear. Los árbitros consultaron al jugador norteamericano si había sido responsable de ese movimiento. Lo negó, se dio su explicación por buena y siguió jugando sin penalización alguna. Pero seis calles más tarde, un oficial de la USGA, la organizadora del torneo, le comunicó a Johnson que lo sucedido antes sería revisado después de que finalizase su cuarta y última ronda en el campo de Pittsburgh.

Por entonces, una meritoria remontada ya había convertido a Johnson en el líder del torneo, con dos golpes de ventaja sobre el estadounidense Scott Piercy, el español Sergio García y el irlandés Shane Lowry, que había perdido hasta seis impactos respecto al comienzo de su última vuelta. ¿Cómo jugar los siete últimos hoyos bajo la presión de dudar si finalmente se recibiría un golpe de penalización al terminar su partida? Otros cracks cargaron contra la organización de inmediato en las redes sociales. Bajo esa presión añadida jugó Dustin Johnson. Y ganó. Venció finalmente (incluso pese a la penalización final) con birdie en el 18 y tres golpes de ventaja sobre Jim Furyk y Scott Piercy, con Lowry todavía sin terminar.

A los 31 años, Johnson se resarció de unas cuantas situaciones delicadas. Porque un año antes, en el US Open de Chambers Bay, llegó a patear en el 18 para ganar el torneo. Y no solo no encontró el hoyo, sino que desperdició luego otro golpe para forzar al menos un desemptate. No era la primera vez que se quedaba fuera de un play off por detalles.

En el Campeonato de la PGA del 2010, cuando se disponía a jugar el desempate junto a Martin Kaymer Bubba Watson, recibió dos golpes de penalización por haber apoyado su palo sobre un bunker. Admitió los hechos, pero matizó que desconocía que aquella peculiar zona del campo de Whistling Straits era en realidad un obstáculo de arena.

El hundimiento de Johnson en el US Open del 2015 le hizo subcampeón. Y en toda la historia del torneo solo cuatro americanos respondieron a un segundo puesto con un título en la edición siguiente: Bobby Jones en tres ocasiones, Jack Nicklaus en 1972, Payne Stewart en 1999 y Tiger Woods en 2008. Pero para su entronización, con la primera victoria en un grande, necesitó del hundimiento de Shane Lowry. El irlandés abrió su última ronda con cuatro golpes de ventaja sobre el desconocido Andrew Landry y Dustin Johnson.

Los errores del irlandés abrieron desde muy pronto la pelea. Bajo presión, la mejor respuesta la ofreció Johnson. Dudó tímidamente cuando recibió el aviso de que las decisiones definitivas de lo sucedido en el quinto green se resolverían al terminar su partida. Encadenó salidas defectuosas, pero se repuso con una entereza encomiable. Lowry, Scott Piercy y Sergio García lo acecharon por momentos desde el segundo puesto. Pero esta vez le sostuvieron el juego corto y el putt. Ya tiene un grande, conseguido bajo presión en el endiablado recorrido de Oakmont. Cuentas saldadas con el pasado.