Una selección checa nada bohemia

DEPORTES

GUILLAUME SOUVANT | AFP

Logró el pasaporte por delante de Turquía y Holanda con un fútbol muy pragmático

13 jun 2016 . Actualizado a las 10:57 h.

Si Argentina es el país de Borges y Maradona, la República Checa bien podría ser el de Kafka y de Panenka. Pero hay una diferencia. La puesta en escena del colectivo que dirige Pavel Vrba no se identifica tanto con sus ilustres referentes. Porque apuesta por un fútbol muy distinto del absurdo, como forma de rebeldía, que caracteriza la obra del escritor. Y tampoco se distingue por el atrevimiento y la genialidad del centrocampista que se hizo célebre por el penalti con el que ganó la Eurocopa del 76, con un golpeo suave y sutil, al centro, ante una leyenda como Meier. Y lo hizo después de 120 minutos de juego, en el lanzamiento decisivo. Por cierto. Es una selección que ganó la Eurocopa en el 76, antes de que el Estado se dividiese en Chequia y Eslovaquia. Fue subcampeona en el 96. Y puede ser una de las tapadas en el 2016.

Filosofía

Orden y contención.

El fútbol que propone el combinado centroeuropeo tiene poco de bohemio. Está edificado sobre la base del orden y la solidez en la contención. El primer objetivo es no dejar espacios al adversario. La gran virtud del plantel es que sabe a qué juega y cuáles son sus virtudes. Hace fácil lo fácil, no se complica. Y, cuando acaban los partidos, sus rivales siempre le ponen la etiqueta de «equipo incómodo». Así consiguió clasificarse Chequia como primera de grupo, por delante de Turquía y dejando en la cuneta a Holanda.

Veteranos

Cech, Rosicky y Plasil.

Pavel Vrba ha reunido un plantel bastante veterano. De hecho, forzando un poco, podría conformar un once inicial integrado por jugadores de treinta años o más. Y, entre ellos, hay tres nombres propios con un gran peso específico en el grupo y en el fútbol que propone el combinado checo: el portero Cech y los centrocampistas Rosicky y Plasil. Ejemplifican la sobriedad debajo de los palos, la calidad en los últimos metros y el valor añadido de ser ambidiestro. Probablemente estén los tres en el once inicial. Rosicky apenas ha jugado esta temporada en el Arsenal, por las lesiones. Pero Vrba no dudó en convocarlo.

Defensa

Sobriedad.

Sivok, central del Bursaspor, será el jefe de la retaguardia, en ausencia del sancionado Suchy. Todo apunta a que formará tándem con Michal Kadlec, que milita enel Fenerbahce. Suma muchas horas de vuelo y domina el espacio aéreo. Y si el seleccionador da continuidad a los partidos de la fase de clasificación, las alas serán para Kadarábek y Limbersky. El primero tiene más recorrido y no duda en sumarse al ataque.

Centro del campo

Doble pivote y línea de tres.

Pavel Vrba apenas ha dado pistas sobre el once inicial que presentará esta tarde. Maneja varias alternativas. Pero lo que sí sería una gran sorpresa es que no se ajustase a la fórmula del doble pivote con una línea de tres por delante. Rosicky es el que tiene más libertad creativa. Lo suelen flanquear Dockal, uno de los centrocampistas de más vocación ofensiva, y Krejci, el más joven de la selección. 

Entre esta línea de tres y la de cobertura se sitúan Vladimir Darida y Jaroslav Plasil, aunque también tiene sus opciones Pavelka. Los tres son futbolistas con un gran sentido táctico.

Ataque

Un gigante en la proa.

La posición más adelantada del equipo será, salvo sorpresa, para Necid, compañero de Sivok en el Bursaspor. Se trata de un junco de 190 centímetros y ochenta kilos de peso, nada torpe con los pies. Acredita movilidad y condiciones de rematador.