La pesadilla de Ana Buceta

míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

La jugadora gallega, una de las promesas del fútbol español, lleva dos años parada por una lesión de rodilla

25 may 2016 . Actualizado a las 09:03 h.

La futbolista gallega del Levante femenino Ana Buceta está estos días en su casa de Moaña. Rodeada de los suyos, pero prácticamente inmovilizada, recién operada por segunda vez en tres meses y con un período de recuperación por delante que rondará el año. Todo esto, sumado a un largo calvario que comenzó cuando en febrero del 2014 sufrió una aparatosa lesión de la que nunca ha acabado de recuperarse. Sin embargo, hoy sonríe y se muestra convencida de que está en el camino correcto para, al menos, parecerse a la futbolista que era antes.

«En este tiempo vi a muchísimos médicos, pero escuchando al doctor Guillén, que me acaba de operar, estoy muy animada. Creo que por fin encontramos la solución para mi rodilla», señala. Esa solución fue un extraer parte de su propio cartílago, cultivarlo y hacerle un injerto, la intervención que se le realizó el pasado día 10 y de la que aún está convaleciente. «Estoy recuperándome, llevando el dolor como puedo. Acabo de tener una consulta y el médico me dice que la herida está limpia y que todo va bien».

El calvario de Buceta, de 23 años y una de las grandes promesas del fútbol femenino en España, comenzó en un partido frente al Oviedo que recuerda con todo detalle. Igual que no le baila ni una fecha del duro proceso que ha vivido. «Me hice un esguince fuerte de ligamento lateral interno, pero además me arranqué un trocito de cartílago, que era lo que más dolor que provocaba». Pasó por quirófano una primera vez el 13 de junio del mismo 2014, pero «salió mal». Peor de lo que en ese momento podía imaginar.

Poco menos de un año más tarde, volvió a los terrenos de juego. Pero fue en falso. «El cirujano que me llevaba me decía que tenía que aguantar, que era normal y me iba a acostumbrar. Yo trataba de hacerlo...», recuerda. Hasta que en la pasada pretemporada dijo «basta». «Jugué varios partidos de Copa, pero no solo es que no lograra sentirme a gusto, es que me dolía demasiado y vi que así no podía seguir». Entonces volvió la ronda de médicos en busca de respuestas. «Sufría mucho. Nunca me llegué a recuperar a un nivel suficiente como para jugar. Me seguía rozando un hueso contra el otro y se me iba desgastando. Pero tampoco creo que la lesión fuera a peor por esos partidos, el daño ya estaba hecho».

Una dolencia poco habitual

No tiene reproches para los médicos que la han tratado en este tiempo: «Es una lesión muy poco habitual y muy fastidiada. Era muy complicado en todo momento». Ahora, Ana está tranquila y confiada. También es realista. «Son meses de estar con muletas, sin apoyar, y una vez que pueda hacerlo, comenzaré con ejercicios sin que roce mucho la rótula con el hueso, para coger musculatura e ir recuperándome. Es una lesión de larga duración y no hay plazos, los voy a marcar yo. Ya me han dicho que tengo que ser paciente». Esa parte que depende de ella es la es la que menos le preocupa: «Voy a hacer todo lo que me digan y a poner todo de mi parte. Ser la de antes es casi imposible, pero yo quiero intentarlo».

«Esto me ha hecho madurar en todos los sentidos»

Antes del fatídico 2 de febrero del 2014 en el que sufrió la lesión contra la que sigue luchando, Ana Buceta no sabía lo que era perderse más de un partido por lesión. «Fue la primera vez. Creo que me ha servido para madurar en todos los sentidos, aprender de todo lo que me ha pasado y ver las cosas desde fuera», analiza tratando de buscar el lado positivo.

Pero aunque ahora vuelve a estar «ilusionada», según sus propias palabras, no oculta que está recorriendo un camino muy duro. «Claro que se te pasa por la cabeza la posibilidad de no poder volver. Pero nunca he llegado a decir: ?Esto se acaba aquí?. Mientras haya esperanza, hay que seguir adelante», afirma.

Una de las cosas que más duras se le han hecho en este tiempo es ver los partidos de sus compañeras desde la grada, pero ellas han sido su gran apoyo. «Mi familia y mis amigos me apoyan, claro, pero están lejos y en estos momentos difíciles es cuando más se nota la distancia. En el día a día por desgracia hay más compañeras del equipo lesionadas y nos animamos las unas a las otras. Pero cuando llega el fin de semana y te toca estar viendo partidos desde fuera es lo que más cuesta».

Entre lo positivo que ha sacado de este tiempo está también una mayor dedicación a sus estudios, que pronto terminará. «Estudio Ingeniería Topográfica y estoy ya en cuarto de carrera. aproveché la lesión para centrarme un poco más en los estudios, sobre todo porque al tener más tiempo libre el fin de semana podía dedicarlo a ello. Me ayudaba el hecho de tener también otras motivaciones aparte del fútbol».

Ahora estará en Moaña los próximos quince días haciendo ejercicios para luego empezar con el fisio e ir cogiendo movilidad. «Ahora estoy en casa, moviéndome como puedo con muletas y sin poder hacer prácticamente nada. Pero muy esperanzada de que esta vez sea la definitiva». Reconoce que no tiene garantías de que sea así. «Por ahora tampoco puedo saber seguro si esta vez ha salido bien. Pero mientras haya esperanzas, voy a seguir».