El inicio de una marcha irrefrenable

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

XOSÉ CASTRO

En mayo de 1987 se celebró la primera edición del Gran Premio Cantones en A Coruña

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue todo un acontecimiento. «La sociedad coruñesa estaba expectante», resalta Isidoro Hornillos, actual presidente de la Federación Gallega de Atletismo (FGA). «Teníamos muy pocas referencias visuales de la marcha de alto nivel y era una toda novedad tener a participantes olímpicos en la calle», insiste. «Fue un día muy especial», concluye.

Quince mil personas pensaron lo mismo y reforzaron la brillante idea que había tenido e impulsado el entonces máximo dirigente de la FGA, Sergio Vázquez. Unanimidad entre los que viven para este deporte al afirmar que Vázquez no pudo haber tenido mejor idea a mediados de los ochenta. También los atletas concordaron con esa filosofía y aquel lluvioso día de mayo del 87 portaron dorsales leyendas de este deporte como los campeones del mundo Maurizzio Damilano y Ernesto Canto. Italiano y mexicano entraron en meta de la mano del sueco Bo Gustafsson en una imagen para la historia.

Damilano es, desde hace años el responsable de la marcha de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo). Aquella primera cita coruñesa, una carrera muy igualada a diez vueltas de mil metros en un circuito que iba desde la plaza de Mina y Correos, permanece grabada en su mente y en su corazón. «Había mucho nivel, pero fue una fiesta. Y para reforzar eso quisimos entrar en meta los tres de la mano. Buscamos una acción promocional para un evento que merecía la pena que perdurase», argumenta recordando aquella jornada para los lectores de La Voz. «Aparte de un emergente Valentí Massana recuerdo la calidad del marisco», bromea antes de destacar «las excelentes condiciones para la marcha, la belleza de la plaza de María Pita y la calidad humana de la ciudad, que era una bombonera».

A pesar del gesto en la línea de meta, la lucha por la victoria durante la carrera fue realmente encarnizada, con una última vuelta para el recuerdo. Isidoro Hornillos resalta el valor que ha adquirido con el paso de los años la marca realizada por los ganadores. Damilano, Canto y Gustafsson se dieron la mano en el 40.19 de carrera. «Fue una media altísima», insiste el máximo dirigente de la federación gallega. Oficialmente, ganó el italiano, pero la realidad es que venció el deporte.

espíritu deportivo y marca mundial

Gran despliegue de La Voz de Galicia para una cita histórica con una información en portada y una crónica interior que relataba con un titular a toda plana la gesta de Reyes Sobrino y el detalle de los tres primeros atletas de la prueba masculina, que cruzaron la meta agarrados de las manos.

Un trofeo que adorna y despierta la curiosidad de los inquilinos

El Gran Premio de marcha nació con un aura entrañable que le convirtió en una de las pruebas preferidas de los atletas profesionales. Aquella primera edición registró en categoría femenina la victoria de Reyes Sobrino, que completó los 5 kilómetros en 21.25, mejor marca mundial de la temporada. Le siguieron la sueca Ann Janson y la española Teresa Palacios.

Sobrino tuvo que superar un acentuado problema físico para competir y, a pesar de ello, firmó un registro histórico. «Claro que lo mejor de todo fue la marca, pero me quedo con el trato que tuve. Me sentí muy querida aquel día», recuerda. «Yo no tenía ni idea de que corría en tiempos de marca mundial, pero veníamos de la Copa del Mundo de Nueva York y de entrenar en altura. Midieron de nuevo el circuito para homologar la marca... qué nervios... esa cosilla», relata.

Añade: «Siempre tuve el trofeo en casa en lugar preferente, porque además al ser la torre de Hércules es un bonito adorno. Yo fui campeona de Europa en pista cubierta, pero esto era especial. Aunque no lo celebré porque esto no es fútbol, mis padres me esperaron en casa con una botella de cava inmensa. Y después tuve cuatro inquilinos gallegos en mi piso. Y me preguntaban por el trofeo y acabábamos recordando aquel 16 de mayo de 1987».