El planteamiento de Sáez fue siempre el mismo: intentar que su equipo bajase la pelota al piso, jugase con criterio y fuese protagonista
02 may 2016 . Actualizado a las 09:12 h.El Coruxo logró el pasado fin de semana certificar matemáticamente su permanencia. Un premio justo, aunque algo escaso, para un equipo que se presentó en la Liga aspirando a algo más, pero que tuvo que lidiar con un sinfín de bajas y reveses que le fueron metiendo poco a poco en la pelea por la salvación.
Una lucha que Rafa Sáez vivió de manera intensa y con constantes quebraderos de cabeza. Durante los últimos tiempos el entrenador tuvo que especializarse en exprimir la polivalencia de sus jugadores, reinventarles y transmitirles confianza para que se atreviesen en puestos que, de antemano, podían resultarles un examen complicado. Se encargó de insuflar ánimos y fe a un equipo que pasó una travesía en el desierto de cuatro derrotas consecutivas a la que en las últimas semanas ha respondido con siete puntos consecutivos.
Pero incluso en los momentos más oscuros, el planteamiento de Sáez fue siempre el mismo: intentar que su equipo bajase la pelota al piso, jugase con criterio, explotase el balón parado en O Vao y fuese protagonista en sus partidos. Porque aunque el Coruxo no obtuvo el premio de disfrutar de un puesto más ventajoso, sí podrá rematar la temporada sabiendo que su apuesta por competir bien no se ha negociado nunca.