La semifinal de hoy plantea un choque entre dos planes totalmente opuestos. Uno, que apuesta por llegar cuanto antes al área rival. El otro, que prioriza el toque. Para el Atlético este cruce será idéntico al anterior, el que le enfrentó al Barça. Y muy probablemente no se verá tampoco ninguna variación en el planteamiento de Simeone. A largo plazo meterá a sus jugadores cerca de Oblak, con la línea de cuatro última pisando el área propia. Pocos espacios y velocidad defensiva, un aspecto este último en el que no hay otro equipo igual. Acosar al rival y no defender con la mirada. A partir de ahí correr con los dos de delante y rentabilizar el balón parado. A los rojiblancos les va a dar igual jugar la vuelta en casa que fuera. No tendrán problema con el empate a cero porque en Múnich valdría hasta con repetir el mismo resultado. Al Atlético le beneficiaría la prórroga.
Simeone, eso sí, tiene un problema importante: la jerarquía y el talento de Godín es muy difícil de encontrar en ningún otro equipo. Es un defensa increíble y un estilete poderosísimo a balón parado. Su baja es la peor que podría tener que solventar.