La mujer con un club en la cabeza

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

DEPORTES

Mónica Irago

Con su empeño, Lorena González ha liderado al Vilalonga de vuelta a la Tercera en su primer año al frente del club

26 abr 2016 . Actualizado a las 11:52 h.

Lorena González Fernández (22 de julio de 1987) se acostaba cuando la noche hacía mucho que había despedido el domingo para descorrer la primera jornada de una nueva semana. La ocasión lo merecía. Con dos de sus tres amores a ras de la hierba -el Vilalonga y el Celta- recién conquistados sus objetivos. Curiosamente, en ambos casos gracias al favor de terceros equipos. El conjunto de Sanxenxo, con su parte de la ecuación solventada el sábado con un 0-3 en Ourense, retornando tres años después a la Tercera División tras la derrota dominical del Porriño en Mondariz a un mes de la conclusión de la Liga de Preferente Sur. El premio al potente y sólido proyecto encabezado por la primera presidenta en los 68 años de historia del Vilalonga Fútbol Club.

Confirmada por ella misma su continuidad en el cargo -«un añito más, y después iremos viendo»-, Lorena González se convertirá en la segunda presidenta del balompié gallego en categorías nacionales junto a la del Pontevedra, Lupe Murillo.

La historia reciente del Vilalonga es la de «tres mujeres que nos sentamos a tomar un café una tarde, y montamos la junta directiva», recuerda la presidenta celeste. Con un equipo gestor saliente y quemado tras tres duros años de pelea con una deuda heredada, y sin nadie que pusiera cara a los rumores de un grupo de interesados en coger el timón. Fue entonces, viendo que la cosa pintaba mal, cuando a la veinteañera le pudo el gen González.

Nieta del factotum del club, un José González, Xexo, que presidió el Vilalonga entre finales de los 60 y la década de los 70 sin más ausencia en la directiva que durante sus doce años en Venezuela; sobrina de otro José González, yerno de Xexo, mandatario de la entidad la pasada década, Lorena parecía una buena candidata a tomar cartas en el que se ha ido convirtiendo en asunto de familia.

«Recórdoa de nena polo campo co avó, sempre lle gustou isto», apunta el gran capitán del Vilalonga. Un Saúl memoria del equipo celeste con sus 19 años consecutivos solo en la primera plantilla. «É unha muller comprometida co club», sentencia. Lo demostró cuando en una parroquia de 3.000 habitantes nadie quería exponer su persona al frente de una entidad con 40.000 euros de deuda. «Llamé a Elisa Filgueira -hoy tesorera- y Bea Méndez -vocal-, otras dos habituales del campo, y empezamos a llamar a otra gente», relata Lorena González, hasta reunir a dos decenas de directivos con el común denominador de no haber figurado antes en ejecutiva alguna. «Mi abuelo me preguntó si estaba segura. Le respondí que sí, y me dijo ?adelante?».

Claro que la presidenta del Vilalonga no venía de vacío. Más allá de sus dos titulaciones de FP en Administración y Dirección de Empresas, y en Márketing y Comercio, atesora los cuatro años que trabajó como coordinadora de la cantera durante el mandato de su tío. Un ciclo en el que aprendió cómo se gestiona la burocracia de un club, pero también todo lo que pudo de un Josiño Abalde con el que estableció una relación «estupenda no, lo siguiente», subraya la directiva.

«Cabezona» confiesa, dice que su carácter tiene su parte mala, porque «a veces no escucho», pero también mucho de bueno en un mundo en el que «te ven joven y mujer, y hay quién piensa ?aunque lo diga ella, vamos a hacer lo contrario?. Pero yo soy clara, y como soy la que manda, las cosas se hacen como digo».

González lanza un grito de sentido común en un deporte con cada vez más aficionadas: «Animo a todas las mujeres a presidir clubes. Poco a poco tenemos que ir metiéndonos en los campos».