Del Peleteiro a Maine University

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

Xoán A. Soler

Blanca Millán, una de las mejores jugadoras gallegas de su generación, dará el salto al baloncesto universitario americano en el mes de agosto

20 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Blanca Millán (Compostela, 1998) es una de las grandes promesas del baloncesto gallego. El pasado fin de semana disputó su último partido con el Peleteiro sénior, que acabó segundo en Primera División Autonómica. Este domingo se despedirá del pabellón de Montouto, en el que ha ido forjando toda su carrera. Luchará con el equipo júnior del colegio por una plaza en el Campeonato de España de la categoría. Y a partir de agosto abrirá una nueva etapa, en la Universidad de Maine, camino del baloncesto profesional.

Empezó a familiarizarse con las canastas en «segundo de Primaria» y pronto supo que aquella aventura tendría un largo recorrido. Primero puso en el radar de sus ilusiones alcanzar la selección gallega. Y llegó. Después soñó con la española. También superó ese listón. Con la sub 16 conquistó la medalla de bronce en el Campeonato de Europa que se disputó en Hungría en 2014. Ahí prendió otro sueño, el de dar el salto a una universidad americana. No tuvo que buscarlas, sino seleccionarlas, porque recibió ocho propuestas.

Ocho propuestas

Blanca Millán explica por qué se decantó por Maine: «Aún no tengo claro qué voy a estudiar, pero lo que quería era una opción que me convenciese tanto en el aspecto académico como en el del baloncesto. Probablemente haré algo relacionado con medicina, fisioterapia o zoología. Al final estaba entre una universidad de Boston, una de Oregon y la de Maine. Y los entrenadores de esta última fueron los más persuasivos».

Ambición y competitividad

A sus órdenes tendrán una jugadora que se caracteriza, por encima de cualquier otra cualidad, por su deseo de mejorar constantemente. Así lo acreditan dos de los técnicos que mejor la conocen.

Con Cristina Cantero al frente de la selección gallega consiguió una medalla de bronce, en categoría cadete. Subraya que es «muy competitiva». Y añade: «Año a año ha ido creyendo en sus posibilidades y no para de progresar. Tiene la virtud de hacerlo todo muy fácil».

Víctor Fernández es el actual entrenador de Blanca Millán en el equipo júnior del Peleteiro y esta es la cuarta temporada en la que la tiene a sus órdenes: «Llevo casi veinte años trabajando con categorías de base y nunca he encontrado un jugador o jugadora con la ambición que ella tiene. Juega para ganar, es una competidora nata. Aquí, tanto en el sénior como en el júnior, puede desenvolverse en cualquiera de las cinco posiciones. Pero creo que acabará asentándose como escolta».

En agosto le tocará hacer las maletas para empezar una nueva singladura y le encantaría poder reencontrarse con el Obradoiro en la Liga Endesa cada vez que venga a casa: «Es difícil, pero tengo confianza en el equipo. Fue una pena lo del Estudiantes. Esta temporada está faltando algo de suerte, en parte por el calendario. Pero lo de este club tiene un mérito increíble. Cada año pierde a sus mejores jugadores, porque no hay dinero para retenerlos y poder dar continuidad al equipo, y ahí está peleando».

«Aún no me he ido y ya siento algo de morriña, pero también alegría»

Blanca Millán vive días de sensaciones que se entrecruzan, de vértigo por lo que deja atrás y por lo que le espera, de nostalgia aunque todavía no ha hecho la mudanza. Como dice la letra de la canción de Vanesa Martín, «aún no te has ido y ya te echaba de menos».

El pasado fin de semana, en el último partido con el Peleteiro sénior, empezaron a desatarse la emociones: «Entré en el colegio con tres años, en mayo cumplo 18, y siempre he estado con la misma gente. También en el equipo. Y ver que va a ser el último partido con mi hermana (un año mayor)....». En el calentamiento ya no pudo contener las lágrimas. Y al acabar, igual, a pesar de la alegría por la victoria. Además, las compañeras le tenían preparada alguna sorpresa.

El domingo será el último partido en Montouto, esta vez con el conjunto júnior. Quiere volver al Campeonato de España, como el año pasado. Y, si lo consigue, sacarse la espina de ver como el equipo se quedó en aquella ocasión a solo cuatro puntos de acceder a los octavos de final.

Después llegarán la selectividad, las vacaciones y el traslado. Y entre medias, encontrar una solución a un problema. Le gusta coleccionar zapatillas de deporte. Para ella son como trofeos. Tiene ya doce pares en desuso, guardados en casa, y otros cinco en servicio. Pero no los podrá utilizar en Maine, ya que solo está permitido el material del proveedor oficial. Teme que aprovechando la distancia pueda haber limpieza.

Entre tanto, vive a caballo de esas sensaciones: «Aún no me he ido y ya siento algo de morriña, pero también alegría por jugar la competición universitaria de Estados Unidos, por conocer una nueva cultura, nuevos amigos, otro idioma...». Y otro sueño: ser jugadora profesional. Y si se presenta la ocasión, en la WNBA.