Zidane sonríe más que en toda su vida como futbolista

Francisco Pastor LA JORNADA

DEPORTES

Emilio Naranjo | EFE

17 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Zidane nunca ha sido tan feliz. Por lo menos, pocas veces se le ha visto sonreír durante tanto tiempo seguido. Mientras su club va de follón en follón, de chapuza en chapuza, él va encantado de la vida. Sus gestos de satisfacción son de los pocos que en los últimos tiempos se están viendo en la casa blanca, donde sus dirigentes han perdido el norte y están sometiendo a la entidad a un continuo escarnio público. Cuando no es un caso De Gea, ha sido un caso Cheryshev, o que el ayudante de Zinedine Zidane no tiene título o que el club es castigado por la FIFA por la irregular inscripción de menores. Todo ha ido minando la credibilidad de Florentino Pérez y desestabilizando a todos los estamentos de la entidad.

Pero Zidane sonríe. Quizá porque sabe que tiene una oportunidad ante sí que difícilmente obtendría cualquier otro. Un equipo que tiene en sus filas a Sergio Ramos, Marcelo, Kross, James, Modric, Isco, Bale, Benzema y Cristiano corre el riesgo de ganar muchos partidos. Y esto es lo único que puede solucionar los problemas de los merengues. Primero golearon al Dépor, ahora reciben la visita del equipo más pobre de la categoría, el Sporting de Gijón (16 horas, Canal + Liga). Nadie cuenta con una derrota ante los asturianos, porque lo contrario sería tal bombazo que dejaría al mismísimo Florentino Pérez a los pies de los caballos. Tras lo de hoy, habrá visita al Betis, tocará recibir al Espanyol y posteriormente desplazamiento al campo del Granada. Una oportunidad de oro para sumar todos los puntos y esperar posibles tropiezos de Barcelona y Atlético de Madrid.

Zidane sabe que todo lo acontecido será nada si no consigue activar a sus futbolistas. No tiene experiencia (hace poco no tenía ni título), tampoco parece que tenga un discurso innovador (que juegue la BBC, y que salgan todos al campo a divertirse). Pero es Zizou y con eso puede valer. Por ello sonríe por ahora, porque disfruta de verdad de lo que tiene y porque el nivel de exigencia que aguanta sobre sus espaldas es bastante menor que el que padeció Rafa Benítez hasta su destitución. Otra cosa será cuando lleguen las curvas de la Champions, donde la tensión competitiva será máxima y donde más se verán las costuras a su equipo, si para entonces las sigue teniendo como ahora.